En Argentina, las elecciones han sido históricamente un catalizador de turbulencias económicas, y los recientes comicios legislativos provinciales en Buenos Aires del 7 de septiembre no han sido la excepción. Como se observa una y otra vez, cada proceso electoral genera una oleada de incertidumbre política que se traduce en volatilidad en los mercados, con un impacto directo en la economía y, especialmente, en el precio del dólar. Esta dinámica, que tambalea la estabilidad macroeconómica del país, se repite como un patrón predecible, exacerbado por la fragilidad estructural de la moneda y la dependencia de la confianza inversora.
Los resultados de las elecciones bonaerenses, donde Fuerza Patria, liderado por el gobernador Axel Kicillof, se impuso con el 47,28% de los votos frente al 33,71% de La Libertad Avanza (LLA) de Javier Milei, confirmaron esta tendencia. La victoria del peronismo por más de 13 puntos generó un impacto inmediato en los mercados: el dólar oficial escaló a $1.365 para la compra y $1.425 para la venta, con una suba de $45 en un solo día, mientras que el blue y los paralelos alcanzaron récords históricos. Acciones argentinas cayeron hasta un 24% en Wall Street, bonos en dólares bajaron un 9%, y el riesgo país superó los 1.000 puntos básicos por primera vez desde octubre de 2024.
Una Reflexión desde la Economía: La Voz del Licenciado Mariano Parnás
Sobre este tema, dialogamos con el licenciado en economía Mariano Parnás, quien analizó la caída en los mercados postelectoral. «Una reflexión interesante con la caída que vimos ayer en los mercados es que hay que ser muy cuidadosos con los cantos de sirena y los discursos», advirtió Parnás. Recordó el optimismo del año pasado, cuando economistas recomendaban girar la cartera de inversión hacia activos argentinos de manera brutal, creyendo que un superávit fiscal bastaría para blindar la macroeconomía contra cualquier shock interno o externo. «En cuanto al cepo, advertían que era recomendable vender los dólares ya que se suponía que iba a bajar al piso de la banda. Era muy optimista, obviando algo clave: el riesgo argentino. Somos un país extremadamente volátil, el segundo con más recesiones después de Libia».
Parnás enfatizó que estos eventos son «una lección más cuando se toman estas cosas a la ligera y no se realiza algo más profesional o racional». Criticó al gobierno diciendo » hay que tomar con pinzas lo que anuncia, porque juega pulseadas con distintos actores del mercado y busca, diciendo datos parciales, sorprender al mercado. No hay un plan preanunciado por etapas de manera clara. Sobre la marcha van modificando y tratando de generar sorpresas para encontrar a los actores del mercado descolocados y generar pérdidas, y así cambios en incentivos. Es una forma extraña que tiene este gobierno liberal de hacer política».
El economista no descartó giros inesperados: «Puede haber sorpresas en cuanto al cambio de rumbo, por más que digan que no van a modificar nada; es una estrategia para sorprender. Podría haber funcionado un año atrás, ahora nadie le cree al gobierno. Hay mucha desconfianza porque han utilizado esa maniobra durante todo este tiempo y lógicamente ya no tiene el mismo impacto. Nadie se sorprendería si hay una salida de las bandas a un esquema más libre o un cepo más light». Finalmente, instó a una visión más amplia: «Esperemos que ahora haya una política más integral y no solamente una estrategia para llegar a octubre para enderezar solo una parte del barco».
El patrón histórico y el camino por delante
Esta volatilidad no es aislada. En las PASO de 2023, la irrupción de Milei provocó una devaluación del 18% y un salto del 22% en el dólar oficial, en un contexto de inflación del 140% y pobreza del 40%. Factores como la incertidumbre política, la sensibilidad de los inversores y la fragilidad de las reservas netas del Banco Central explican por qué el dólar actúa como refugio en estos momentos.
Con las legislativas nacionales del 26 de octubre en el horizonte, el gobierno de Milei enfrenta un «freno» en su bastión opositor, como lo describió el ministro Gabriel Katopodis. El ministro de Economía, Luis Caputo, insistió en que «nada va a cambiar», pero los mercados parecen escépticos. Mientras tanto, la economía real sufre con salarios estancados, consumo en baja e industria presionada por importaciones y un dólar intervenido.
En resumen, las elecciones bonaerenses reafirman que, en Argentina, la política mueve los hilos de la economía. Como señaló Parnas, sin un plan integral y transparente, el ciclo de volatilidad podría perpetuarse, recordándonos que en este país, cada voto no solo elige representantes, sino que también sacude el tablero financiero entero.
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