Las primeras jornadas del Encuentro Federal por una Política de Desendeudamiento arrojaron un diagnóstico unificado y contundente: el avance del endeudamiento en los hogares argentinos ha dejado de ser un problema individual para convertirse en un fenómeno estructural, potenciado por los recortes estatales, la pérdida de derechos y la ausencia de políticas públicas.
El evento, que reunió a representantes de todas las provincias, organizaciones sociales, docentes y trabajadoras de la economía del cuidado, expuso narraciones que las organizadoras describieron como “dolorosas, reiteradas y coincidentes”, según pudo saber la Agencia Noticias Argentinas.
Usura y hostigamiento financiero
El eje común de las denuncias apuntó a las prácticas abusivas de todo el sistema financiero —incluyendo bancos públicos y privados, financieras, billeteras virtuales y plataformas fintech—, que fueron señalados como “motores del sobreendeudamiento y del hostigamiento cotidiano de las familias”.
Se repitieron escenas de cobranzas ilegales, amenazas, presiones telefónicas y persecución, incluso a entornos familiares. La socióloga Luci Cavallero sintetizó el panorama: “Lo más grave es que distintas entidades financieras […] están operando con la misma lógica de usura que los prestamistas privados. Frente al sobreendeudamiento no están ofreciendo alivio, están profundizando el ahogo”.
La lectura política del encuentro es clara: mientras el gobierno de Javier Milei impulsa un proceso de desregulación y recorte del Estado, las familias quedan sin contrapesos ni mecanismos de protección frente a un sistema financiero descontrolado.
Discapacidad y endeudamiento: la deuda para vivir
Durante las jornadas se presentó el demoledor informe “Discapacidad y Endeudamiento – Encuesta Federal 2025”. El estudio, con 214 respuestas de 16 jurisdicciones, ofreció una radiografía de cómo la crisis impacta en hogares que conviven con la discapacidad, un sector profundamente feminizado y sobrecargado.
El informe revela que, ante la pérdida de beneficios, terapias y prestaciones, el endeudamiento se vuelve la única estrategia para sostener la vida cotidiana. El 88% de los hogares encuestados está endeudado, y el dato más crudo es que las deudas no nacen por consumos superfluos, sino por “alimentos, medicamentos, tratamientos médicos y urgencias de salud”.
La presión se amplifica por la multiplicación de acreedores y por las prácticas de hostigamiento, con más de la mitad de las familias recibiendo llamados de cobranza.
Como consecuencia directa, el deterioro emocional es generalizado: el 87% de los encuestados reporta ansiedad, angustia, insomnio o estrés físico. Las jornadas y el informe concluyen con un mensaje unificado: la ausencia de políticas públicas no solo profundiza la desigualdad, sino que expone a las familias a un sistema financiero que opera sin ofrecer alivio.

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