Un 16 de diciembre, pero de 1993, la provincia de Santiago del Estero fue el epicentro de un levantamiento popular sin precedentes conocido como el «Santiagueñazo». Este martes, se cumplen 32 años de aquella jornada histórica que visibilizó la profunda crisis económica e institucional que azotaba a la provincia, en el marco de las políticas de ajuste de la época.
Miles de empleados públicos, docentes, trabajadores de la salud y municipales, hartos de la falta de pago de sus salarios (adeudados por más de tres meses) y la ley ómnibus que implicaba despidos masivos y recortes salariales del 50%, salieron a las calles en una protesta masiva que rápidamente escaló a una insurrección.
El estallido popular, considerado por muchos como el «Cordobazo de los ’90», tuvo su momento culminante con el incendio de la Casa de Gobierno, el Palacio de Tribunales y la Legislatura, símbolos del poder político provincial. Además, las casas de emblemáticos funcionarios y políticos, tanto del oficialismo (Peronista) como de la oposición (UCR), fueron blanco de la furia popular, dejando en evidencia el repudio a la clase dirigente de turno.
La rebelión de 1993 se considera un antecedente clave de los métodos de lucha que luego caracterizaron las puebladas en el interior del país, como el Cutralcazo y el Tartagalazo, y que precedieron la gran crisis nacional de 2001 (el Argentinazo).
Los referentes destacan que el «Santiagueñazo» no solo fue una respuesta a la crisis salarial, sino un grito de dignidad contra la precarización y el autoritarismo, forzando la intervención federal y poniendo fin al gobierno de Fernando Lobo.
El cineasta Pablo Argañaraz realizó uno de los documentales más completos del conflicto, «La Rebelión de Los Mansos» fue elegido entre los 20 Mejores documentales de habla hispana en el 2002.

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