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[Audio] A 50 años del Rodrigazo: el terremoto económico que sacudió Argentina

En Exclusiva, dialogamos con el economista Mariano Parnás
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El 5 de junio de 1975, apenas dos días después de asumir como ministro de Economía, Celestino Rodrigo lanzó un plan económico que desató una de las mayores conmociones de la historia argentina, conocida desde entonces como el Rodrigazo. En el contexto de un gobierno debilitado de María Estela Martínez de Perón (Isabel Perón), signado por la crisis política, la inflación descontrolada y la pérdida de poder adquisitivo, el programa buscaba atacar tres problemas centrales: un elevado déficit fiscal, una inflación galopante y distorsiones cambiarias con caída de reservas.

Los objetivos del plan
Rodrigo apuntó a corregir un déficit fiscal de 60 mil millones de pesos ley (más 20 mil millones en el sector energético) mediante aumentos de tarifas, recortes salariales y ajuste del gasto público. También buscó contener una inflación que ya alcanzaba el 9,8% en abril y el 21% en junio de 1975, con un shock de precios relativos. Además, enfrentó una crisis cambiaria, con una brecha significativa entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, y reservas internacionales que se desplomaron de 1.400 a 700 millones de dólares en seis meses.

Medidas y consecuencias inmediatas
El plan incluyó una devaluación abrupta: el dólar comercial pasó de 10 a 26 pesos (+160%), el financiero de 15 a 30, y se creó un dólar turístico a 45 pesos. Las tarifas de servicios públicos subieron entre 40% y 75%, las naftas treparon hasta un 181%, y el transporte público (colectivos y trenes) aumentó entre 80% y 120%. Estas medidas dispararon los precios relativos, llevando la inflación anual de 1975 a un 335%, con picos mensuales de 21% en junio y 35% en julio.

El ajuste salarial, limitado a un 38-40%, no pudo seguir el ritmo de los aumentos, generando una fuerte pérdida del poder adquisitivo. En pocos días, el país enfrentó un desabastecimiento generalizado, con góndolas vacías y un mercado paralelo de divisas descontrolado. Las reservas del Banco Central, ya en 700 millones de dólares, y una deuda externa de 10.000 millones, incrementaron el riesgo de un default.
Reacción social y política

Las medidas desataron una fuerte resistencia. La CGT convocó a un paro general de 48 horas y una movilización masiva a Plaza de Mayo, exigiendo paritarias libres. El ministro de Trabajo, Cecilio Conditti, terminó convalidando acuerdos salariales que superaban el 70%, derogando el decreto que los limitaba. La crisis derivó en la renuncia de Rodrigo tras solo 49 días en el cargo y la salida de José López Rega, su principal impulsor. El gobierno de Isabel Perón quedó aún más debilitado en un contexto de creciente violencia política y vacío de poder tras la muerte de Juan Domingo Perón en 1974.

Impacto y legado
El Rodrigazo marcó un punto de inflexión. Además de la explosión inflacionaria y la recesión que puso fin a once años de crecimiento económico, profundizó la crisis social y política. La economía autorregulada propuesta por Rodrigo y Ricardo Zinn, con menor intervención estatal y apertura al mercado, anticipó medidas que se consolidaron tras el golpe de 1976. La frase de Zinn, “Achicar el Estado es agrandar la Nación”, resonó en gobiernos posteriores, como el de Carlos Menem en los 90.

El desabastecimiento, la caída del poder adquisitivo y el desplome de reservas dejaron marcas duraderas. Para muchos analistas, el Rodrigazo no solo afectó el bolsillo de los trabajadores, sino que también reconfiguró las relaciones laborales y la estructura económica, sentando un precedente para ajustes futuros. Rodrigo, quien murió en 1987, defendió su plan como una necesidad inevitable, aunque lamentó que su nombre quedara asociado a uno de los mayores shocks económicos de la historia argentina.