«La situación de las clínicas y sanatorios no ha cambiado mucho. Se ha profundizado como consecuencia de la suba de tarifas a nosotros también nos ha impactado en 4 o 5 veces en la suba de la luz. Ahora vendrá el agua y el gas».
«Las obras sociales también están sufriendo su desfinanciamiento, esto ya venía crítico años atrás. Ahora se suma que no pueden incrementar sus aranceles por el ajuste inflacionario y todos los costos van subiendo. Se están atrasando en los pagos. Eso se suma a la problemática de las prepagas, que es un problema mayoritariamente de Buenos Aires. En el interior la mayoría del sistema de salud privado se maneja con las obras sociales sindicales y seguridad social. Todo este problema de la prepaga afecta al 10% a nivel nacional y en Santiago es un tercio. El 70% de los santiagueños se atiende con las sindicales y IOSEP. Es una tormenta perfecta con muchas variables que nos están complicando el escenario».
«Algunos servicios nos habían advertido que podían cerrar y algunos ya nos hicieron saber que a fin de mes, probablemente reduzcan las prestaciones o cerrar».
«Todas las empresas de salud a nivel país están prácticamente quebradas. Si hacemos un balance, están en pérdida. Siguen funcionando porque hay muchas cosas que no se están pagando, como la paritaria salarial como corresponde, las cargas sociales, se están alargando los pagos a proveedores y así funcionan. El paso siguiente es empezar a no invertir en el capital».
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