Hoy se cumplen 32 años del Santiagueñazo, el estallido social ocurrido el 16 de diciembre de 1993 que marcó un antes y un después en la provincia de Santiago del Estero. Aquel día, miles de trabajadores estatales, docentes y desocupados salieron a las calles para protestar contra los atrasos salariales, los ajustes económicos y la corrupción política, incendiando los edificios de los tres poderes del Estado y las residencias de varios funcionarios.
El episodio, considerado uno de los antecedentes clave de las puebladas de los ’90 y del Argentinazo de 2001, tuvo su origen en las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Menem, como el plan de convertibilidad y la reforma del Estado impulsada por el ministro Domingo Cavallo. Estas medidas generaron recortes en las provincias, atrasos en los sueldos públicos y un fuerte impacto en economías dependientes como la santiagueña. Cavallo había calificado a Santiago del Estero como una «provincia inviable», agravando la tensión.
A esto se sumó la debilidad política local: el gobernador Carlos Mujica (1991-1993), cuya elección fue cuestionada por denuncias de fraude por parte del opositor José Zavalía, no contaba con legitimidad ni control firme. Mujica, de la corriente renovadora peronista, intentaba distanciarse del histórico caudillo Carlos Arturo Juárez, pero la situación se volvió incontrolable con los atrasos salariales de hasta tres meses y los ajustes impulsados por una «ley ómnibus» provincial.
El resultado fue una movilización masiva y espontánea que derivó en violencia: la Casa de Gobierno, la Legislatura y los Tribunales fueron incendiados. El gobernador huyó, y al día siguiente, el presidente Menem decretó la intervención federal, designando a Juan Schiaretti como interventor.
Al respecto, el Lic. Esteban Brizuela, historiador santiagueño, señaló: «Desde el ’83 en adelante, quizás es el episodio más recordado de nuestra historia a partir del retorno de la democracia. Tenemos quizás para pensar dos momentos en donde la sociedad civil salió a las calles: una es esta del ’93 y otra es 2003/2004 con lo de Leyla y Patricia. Son momentos que encuentran una movilización de la sociedad no tan frecuente en nuestra historia reciente».
Brizuela agregó que el Santiagueñazo «se desencadena por políticas económicas a nivel nacional.Tiene que ver con el plan de convertibilidad, reforma del Estado, de los ajustes que implementa Menem con su ministro Domingo Cavallo. Ese plan tenía un impacto negativo en términos de ajustes en las provincias». En lo local, «había un gobernador desde el ’91 que tenía un fuerte cuestionamiento en cuanto a su legitimidad de origen. Mujica era débil en su ejercicio del poder y eso hizo que no tuviera un buen vínculo con el gobierno nacional». Todo esto, sumado a las reformas de achicamiento del Estado y los fondos que no llegaban, «hizo que la sociedad se movilice con bronca».
«En definitiva, creo que es un proceso histórico que tiene mucho que ver con la política nacional», concluyó el historiador.
A 32 años, el Santiagueñazo permanece como símbolo de resistencia popular y un recordatorio de las consecuencias de las crisis económicas y la desconexión política.

Recomendados
[Audio] Desde La Bancaria denuncian que la reforma laboral de Milei es una perdida en los derechos de los trabajadores
Cómo impactarán las dos medidas clave que tomó el BCRA en el mercado de cambios y en el plan económico
[Video] Se cumplen 32 años del «Santiagueñazo» de 1993