[Audio] En noviembre una familia necesitó $48.351 para cubrir sus necesidades

Según el relevamiento mensual de precios de las Canastas Básicas realizado por el Índice Barrial de Precios (IBP) en 280 negocios de 50 barrios de la capital santiagueña; en el mes de noviembre una familia conformada por dos adultos/as y dos menores precisó $48.351,87 para cubrir sus necesidades básicas durante un mes y no encontrarse por debajo de la línea de pobreza, cuando en octubre del año anterior (2019) necesitó $31.955,26 para los mismos gastos. Lo que significa un aumento interanual del 51,31%.

La variación acumulada en los once meses transcurridos del año 2020 en cuanto a la Canasta Básica Total (CBT); que abarca transporte, salud, vestimenta, educación, entre otros gastos que pueden presentarse en una familia, tuvo un aumento del 45,94%en términos porcentuales.

En el mismo sentido, para cubrir los productos esenciales de la Canasta Básica de alimentos (CBA) la misma familia en noviembre precisó $19,816.34 para no caer en la indigencia. En noviembre del año anterior (2019) la misma familia necesitó $ 13,096.42 lo que demuestra un aumento interanual del 51.31%.

Durante los 30 días transcurridos de noviembre una familia tipo necesitó $
9,166.52 para cubrir los alimentos esenciales en el rubro de almacén. En el rubro verdulería se requirió $ 3,896.91 para cubrir los gastos mínimos.
Los productos de carnicería fueron los que lideraron las subas en noviembre en su variación mensual con 14.27% lo que significa que una familia necesitó para sus gastos $ 6,752.91.
Los precios en los alimentos tuvieron un aumento del 6,37% en relación al mes de octubre en la Canasta básica total y un aumento del 6.37% en la Canasta básica de alimentos.

El Observatorio Social de la UCA que dirige Agustín Salvia, dio a conocer el resultado de su investigación en la que explicita que en el tercer trimestre de este año la pobreza en la Argentina llegó al 44% y 6 de cada 10 chicos lo padecen.

También demuestra que las ayudas directas implementadas por el estado nacional, durante la etapa que abarca el Aislamiento Social Obligatorio implementado por el advenimiento de la Pandemia -como el IFE- fueron una ayuda fundamental para impedir que la pobreza y la indigencia escalaran aún más.

En nuestra presentación del Indicador Familiar de Acceso a la Alimentación (IFAL) que realizamos en el mes de octubre, también mostramos que la Tarjeta Alimentar fue y es, un instrumento que mejoró y mejora las posibilidades de las familias que cuentan con ella para poder comprar más y mejores alimentos. Pero a la vez el IFE como la Tarjeta Alimentar son herramientas valiosas pero insuficientes.

Si acercamos la mirada sobre los incrementos de los diferentes componentes de la Canasta Básica los resultados son más preocupantes aún, porque entre los que más aumentos concentran están las frutas, las verduras y las carnes, que son los productos indispensables para sostener una dieta familiar saludable.

En este contexto hay dos aspectos muy preocupantes para los próximos meses. El primero es que la suspensión del IFE es un mazazo a los ingresos de los más vulnerables, acentuando aún más las desigualdades y precarización, ya que la abrupta interrupción de ese recurso no va a ser cubierto por el regreso inmediato de la demanda del trabajo
informal, que vuelve muy lentamente.

El segundo aspecto es que el aumento incesante de los precios de los alimentos absorbe los pequeños incrementos de los ingresos los hogares que dependen de la recuperación de las changas, servicio doméstico, y otras formas de trabajo precario e informal y que desde hace mucho tiempo están siempre por debajo del valor de las Canastas Básicas.

En Exclusiva, dialogamos con la presidente del Instituto de Investigación Social, Económica y Política ciudadana (ISEPCI), Alejandra monjes Rosales que nos explicaba la situación: