Miles de seguidores del exmandatario de Brasil Jair Bolsonaro que defienden un golpe de estado para derrocar al presidente Luiz Inácio Lula da Silva invadieron este domingo el Congreso Nacional, el palacio presidencial y la sede de la Corte Suprema en Brasilia, prácticamente sin resistencia de la policía de la capital federal.
Desde la victoria electoral de Lula da Silva, los seguidores de Bolsonaro acamparon frente a diferentes cuarteles de las Fuerzas Armadas brasileñas para exigir un golpe de Estado para «salvar Brasil» y deponer al nuevo mandatario, vencedor de las elecciones de octubre de 2022.
Las fuerzas de seguridad no disolvieron estas concentraciones tampoco frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia, en el centro administrativo de Brasilia, y desde donde este domingo marcharon hasta la Explanada de los Ministerios.
El grupo, que defiende tesis golpistas, superó una barrera policial y subió la rampa que da acceso al techo de los edificios de la Cámara de los Diputados y del Senado, y algunos entraron dentro de la sede legislativa, informó la prensa brasileña.
Los extremistas, en su mayoría con camisetas amarillas y verdes y banderas de Brasil, también atacaron algunos vehículos de la Policía Legislativa, que brinda seguridad al Congreso, y destruyeron barreras de protección y armados con palos enfrentaron a los agentes que intentaron contener, sin éxito, la entrada de los manifestantes.
Los partidarios del expresidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro, atravesaron las barricadas policiales e irrumpieron en el edificio del Congreso nacional en una protesta dramática contra la toma de posesión de Lula da Silva la semana pasada.
Después, imágenes de las redes sociales también mostraron a los manifestantes asaltando el cercano palacio presidencial de Planalto y la Corte Suprema de Brasil en lo que se estaba desarrollando rápidamente como un episodio grave de inestabilidad política.
Solo unas horas antes la policía brasileña había enfrentado con gases lacrimógenos a cientos de partidarios del expresidente.
Las inmediaciones del Congreso habían sido acordonadas por las autoridades, pero bolsonaristas que se niegan a aceptar la elección de Lula retiraron las vallas de seguridad y decenas de ellos subieron la rampa del edificio para ocupar la azotea.
La mayoría de los especialistas y políticos coinciden en que hubo zona liberada y el propio Lula apuntó contra Jair Bolsonaro por alentar a sus seguidores a dar este intento de golpe.
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