Exclusiva | Plataforma de noticias

Audios y Noticias desde Santiago del Estero, para toda Argentina y el Mundo. Exclusiva | Plataforma de noticias

Chicos y redes sociales: riesgos crecientes y recomendaciones para su consumo saludable

Expertos en psiquiatría infanto-juvenil del Hospital de Clínicas de la UBA detectan un incremento en el consumo de las redes sociales por parte de los niños y jóvenes que va de la mano con consecuencias en distintos aspectos de sus vidas.
¡Compartilo!

“Cuando hay cuestiones que están afectando a los niños en su desempeño en cualquier área de su vida, se deben detectar y evaluar los signos y síntomas que presentan. A su vez desde las áreas de pediatría se debe solicitar una interconsulta con profesionales de salud mental», afirma la Dra. Silvia Ongini, Psiquiatra Infanto-Juvenil del Departamento de Pediatría del Hospital de Clínicas de la UBA (MN 69218).

«Es trascendental trabajar con los pacientes y sus familias para que puedan dialogar entre ellos, para que los chicos no estén prendidos todo el tiempo a la pantalla y con la idea de que los padres conozcan qué usos hacen de los dispositivos. No se trata de ser invasivos sino de cuidar”, agrega la doctora.

La especialista explica que el uso creciente de este tipo de plataformas digitales «se potenció desde la pandemia desplazando la construcción de vínculos interpersonales en un contexto presencial de forma significativa y afectando de distintas maneras en la vida de niños, niñas y adolescentes».

Para confrontar estos impactos, Ongini identifica cuestiones a fortalecer en los chicos:

– Autoestima: niños y adolescentes que consumen redes sociales son más propensos a las alteraciones en su autoestima. Particularmente los más grandes buscan pertenecer a determinadas grupalidades y las redes, por el anonimato y la construcción de “fachadas”, deterioran su autopercepción y los expone a situaciones de grooming y otras formas de ciberataque. Es importante trabajar en la confianza en sí mismos y sus sentidos, para “ponerle filtro” a lo que se difunde a través de las redes.

– Concentración: es importante matizar el uso de las redes con otros tipos de contenidos. Lo que se publica en ellas suele durar poco y ser distractivo. Además,  distorsiona información, muchas veces con objetivo mercantilista. Es aconsejable intercalar la lectura de libros o mirar películas, que aportan otros tipos de matices y tiempos.

– Capacidad crítica: en relación a los “desafíos” o “challenges” que se promueven por distintas plataformas, los chicos suelen creerlos y experimentan una sensación de recompensa. Es importante que tanto ellos como sus familias estén informados sobre este fenómeno y qué consecuencias tiene. Uno sabe los riesgos a los que se puede exponer saliendo a la calle a determinadas horas y por determinados lugares. Eso debe ser semejante en las redes sociales.

– Emocionalidad: atendemos a cada vez más chicos con sentimientos de rechazo. El contexto de las redes no suele habilitar un contacto uno a uno sino que muchas veces genera un contexto hostil, donde se bloquea, expulsa o cancela a la otra persona. Se trata de situaciones que a los chicos les resulta difícil manejar. En este sentido, resulta fundamental el diálogo entre los miembros de la familia, configurar modos de privacidad y tener en cuenta la edad para el uso de determinadas plataformas.

– Manejo de la ansiedad: es común la sensación de temor por estar perdiéndose algo o quedar fuera de algo que puede ser “fabuloso” conocida como “FOMO”. Por eso hacemos hincapié en trabajar para tomar conciencia de que las redes sociales son una “fachada” donde todos muestran la mejor imagen y experiencias que supuestamente son “extraordinarias”.

¿Cuándo consultar?

Desde el Servicio de Pediatría del Hospital de Clínicas (pediatria@hospitaldeclinicas.uba.ar), los especialistas aconsejan consultar cuando:

– El uso de pantallas y redes interfiere en las actividades habituales, el juego y/o el estudio de los chicos porque se transforma en su actividad principal.

– Si se presentan cambios de conducta, alteración del sueño o alimentación.

– Cuando no saben cómo ayudar a sus hijos para un uso apropiado de las pantallas.

– Si el chico se relaciona sólo en espacios virtuales con otros pares.