Es una batalla entre poderosos. Muy. Y de final incierto. Y pese a que de un lado del combate hay entidades públicas, se trata de un combate entre privados donde el sector público en tiempos de Javier Milei, poco intervendrá. Salvo para desregular aún más y hacer que el pugilato eleve aún más la tensión.
Mercado Pago y los bancos propietarios de la compañía MODO, viven en estos días un nuevo conflicto. En este caso, es por las trabas y restricciones que se aplican desde el viernes primero de noviembre para las transacciones con tarjetas de crédito Visa desde MODO o cualquier aplicación bancaria. Para las entidades financieras (Macro, ICBC, Galicia, Santander, BBVA, Hipotecario, Santa Fe, Santa Cruz, Nación y Ciudad, entre otros), el hecho fue inconsulto y sorpresivo. Y ante la situación consumada, en todos los Home Bankings de las entidades comenzó a aparecer la leyenda, “Por decisión unilateral de Mercado Pago, los pagos con Tarjetas de Crédito Visa están deshabilitados en QRs de Mercado Pago”.
Lo cierto es que la interoperabilidad entre MODO y Mercado Pago quedó suspendida, ya que la posibilidad de utilizar cualquier QR para abonar desde cualquier aplicación fue prohibida. Desde la empresa de Marcos Galperín se indicó que el problema es que desde 1 de noviembre rige un sistema de seguridad aplicado desde VISA llamado tokenización, que estaría siendo respetado desde MODO. Según reza en un comunicado publicado el fin de semana, “con el objetivo de proteger la seguridad y calidad de las transacciones, el 1 de noviembre comienza a exigirse el requisito de tokenización de las tarjetas de crédito VISA para los pagos recibidos desde otras billeteras (interoperables) en QR de Mercado Pago”.
Se mencionó además que “este mecanismo es parte de las reglas que establece VISA y se definió implementarlo en esta fecha tras un acuerdo firmado el 29 de mayo entre Mercado Pago y MODO” y que “todas las billeteras deberán contar con un proceso de encriptación de credenciales (tokenización) de los datos de las tarjetas VISA”, indicando que “las transacciones que cumplan con ese requisito serán procesadas con normalidad”, mientras que “los pagos de las billeteras que no cuenten con este mecanismo de seguridad podrían ser rechazados hasta que cumplan con el requisito pactado”.
Explicaron también que “la situación actual compromete el funcionamiento de los pagos interoperables en QR”, denunciando que “hasta ahora, los pagos con tarjetas realizados en QR de Mercado Pago desde las apps de diferentes bancos presentan un nivel muy alto de desconocimientos o fraudes, por encima del límite fijado en el acuerdo” y, aseguraron que “este tema fue informado a MODO, a los bancos involucrados y a las autoridades del BCRA hace más de un mes”.
Desde MODO se respondió con un contra- comunicado: “Mercado Pago alude a un alto nivel de contracargos y determina arbitrariamente que ellos tienen su origen en factores controlados por otras billeteras distintas de la propia (verticalmente integrada con su solución de cobros)”, indicando que “en MODO observamos que efectivamente los QRs de Mercado Pago tienen un nivel de contracargos ampliamente mayor a todo el resto de los QRs del mercado con los que operamos, juntos».
Este es en realidad una pequeña trifulca en una pelea de fondo entre los dos poderosos bandos. La primera batalla del año ocurrió en mayo pasado, cuando los los principales bancos del país denunciaron a Mercado Libre- Mercado Pago por “Posición Dominante”. La empresa MODO reclamaba que la compañía fundada y dirigida por Marcos Galperin abra su QR y le permitiera utilizar sus posnet. Mercado Libre se defendió asegurando que ellos hicieron la inversión sin intervención del sistema financiero y a puro riesgo; y que luego el público la adoptó en la pospandemia, al punto de lograr transar el 80% de las operaciones a través de billeteras virtuales. Para los bancos se trata de una posición de ventaja competitiva negativa para la economía argentina, y reclaman la apertura de la tecnología de Mercado Libre para que pueda ser utilizada también por MODO. Esto, además del abandono del rompimiento de la verticalidad que la compañía de Galperin le imponía a sus clientes comerciantes. Siempre según MODO. Galperin negó las las denuncias afirmando que todo lo logrado fue a puro riesgo propio, sin ayuda de ningún banco financista local. Con algo de altanería habló de “banca tradicional”, asumiendo libremente que las entidades financieras denunciantes son el pasado, y que en sus manos está el futuro.
El combate continuó en agosto pasado, cuando fue Mercado Pago la que denunció a MODO, por “cartelización y prácticas anticompetitivas”. LA presentación ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC) hablaba de “concentración prohibida, cartelización y prácticas coordinadas destinadas a perjudicar a la industria fintech y sus usuarios”. Según Mercado Libre, los bancos “se concentran en MODO en lugar de competir entre sí, limitando a los usuarios las posibilidades de elegir libremente dónde operar su dinero y dificultando las transferencias”. Y que “La billetera digital MODO, conformada bajo una sociedad entre 36 bancos, nunca notificó ni solicitó autorización a la CNDC para operar de forma conjunta. De esta manera, los bancos están infringiendo la Ley de Defensa de la Competencia que obliga a notificar acuerdos de empresas que afectan la competencia”, indicó la empresa en un comunicado. De haber hecho la notificación, según la empresa fundada por Marcos Galperin, MODO no hubiera sido aprobada.
Curiosamente, la denuncia de MODO también había sido por “prácticas anticompetitivas” y “monopólicas” por parte de Mercado Pago, que se encuadrarían presuntamente dentro de las figuras de “abuso de posición dominante de tipo exclusorio”. Es decir, la acusan de bloquear o impedir que otros actores puedan competir con sus servicios.
Todo esto no es un combate nuevo. Nació hace algunos años. Concretamente a comienzos del 2016, cuando el tándem Federico Sturzenegger- Juan José Llach manejaban el BCRA y les dieron luz verde a las operatorias de las billeteras virtuales. Ya en ese tiempo los bancos protestaban por lo que veían era desigualdad de reglas a cumplir, ya que las nuevas plataformas podrían operar dinero y ofrecer maravillas tecnológicas, sin las temibles obligaciones dirigenciales e intervencionistas que desde la salida de la convertibilidad los bancos argentinos deben cumplir. En aquel momento sólo eran protestas leves. Pero hubo un punto que dejó heridos del otro lado. Galperin ofreció compartir beneficios reglamentarios, si desde el sistema bancario criollo se le permitía a Mercado Libre operar en igualdad de condiciones. Prometía Mercado Libre un 50-50 de operabilidad y compartir los beneficios futuros. Y también los riesgos.
Aparentemente la “banca tradicional” siquiera levantó el teléfono para escuchar lo que el muy joven empresario tenía para ofrecer. Pandemia mediante, Mercado Pago estalló. Ahora es Galperin el que no quiere escuchar a los bancos, quienes recurren ahora a Milei para que intervenga. Precisamente el Presidente, quien por principios libertarios huye de cualquier presencia del Estado para limar diferencias de competencias. Aunque sea una pelea de poderosos.
Casi como un televidente, observa el combate el Banco Central de la República Argentina (BCRA), la entidad que teóricamente debería interceder en la compulsa y reglamentar la manera y con que reglas deberían convivir las entidades financieras tradicionales y las billeteras virtuales. En el fondo del problema, la entidad que maneja Santiago Bausilli tendría que resolver si Mercado Pago podrá o no ofrecer servicios financieros que hoy son tarea y derecho único de los bancos; como por ejemplo otorgar créditos (como los personales o hipotecarios), invertir en servicios financieros determinados o abrir cuentas comitentes. También la manera en que las billeteras virtuales y los bancos pueden utilizar los QRs. Y si las cuentas de las entidades financieras tradicionales también pueden dar rentabilidad sin plazos fijos. Todo esto, entre otras cuestiones más de fondo y lejanas al público general; y más vinculadas a las posibilidades de banca de segundo piso; nivel al que las billeteras virtuales miran con la ñata contra el vidrio. Sin embargo, el BCRA no da señales de intervención. Y ve como las partes van viviendo su combate por la supremacía.
Y, como dice un viejo dicho ruso, cuando dos grandes pelean, el que pierde es el piso.
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