Hay que hacer memoria para recordar una alegría como la que tuvo el hincha ferroviario la noche del sábado. Central tiene un público tan exigente que a veces no solo quiere ganar, sino también que el equipo tenga un funcionamiento dentro del campo. Ante Tigre, que quizás no es el mismo de otras ocasiones, se vio la mejor versión del Ferroviario en este 2023. No dejó jugar al rival sin la pelota, y jugó mucho mejor con ella. Por eso el 2 a 0 marca una absoluta justicia.
Todos fuimos preparados para ver un Tigre dueño del balón y a un Central agazapado para robar y correr. En esos primeros 15, el público pensó vivir un Deja Vu: esto ya lo vimos ante Argentinos Juniors. Uno puede pretender dejar al rival monopolizando el balón, el tema está donde lo recuperás y que hacés con él posteriormente. Y ahí estuvo la verdadera metamorfosis del equipo de Madelón. Los bloques de presión fueron mas altos y por ende la recuperación mas cercana a Marinelli. Al tener mas gente invadiendo el campo enemigo, entonces es mas fácil juntar pases. Aunque Besozzi sigue siendo el jugador mas desequilibrante del equipo, cuando agarra la pelota hace parar a los plateístas.
Hay algo que el conjunto santiagueño viene haciendo bien: cierra todos los caminos al rival. Y miren que Tigre tenía hombres de buen manejo como Prediger, Menossi y Molinas. Pero jamás filtraron una pelota al capocannoniere Retegui. Enorme tarea de Pittón, que se afianzó definitivamente como el 5 del equipo. Maciel, más allá del golazo que hizo, ya venía jugando su mejor partido con esta camiseta. Los dos fueron los fuelles fundamentales de ese bandoneón que fue Central en el mediocampo. Cerrados para defender, abiertos para atacar.
Los 4 de la defensa hoy por hoy son intocables. Pereyra y Goñi ya se comieron a Ávalos y ahora a Retegui, dos de los mejores 9 del fútbol argentino. Blasi se dio cuenta que puede cruzar la mitad de cancha y Canto viene siendo el jugador mas regular del equipo. Arriba Castelli aporta un sacrificio extremo, aunque no le están quedando pelotas de gol. El DT acertó en los cambios y Soraire demostró que actualmente es el jugador N12.
Después de aquella fatídica noche ante Talleres, Madelón dijo que ya tenía el 90% del equipo en la cabeza. Fue como una premonición. Sacó 7 puntos sobre 9 y en esos tres partidos el equipo fue de menor a mayor. Los índices de crecimiento son alentadores, pero no hay que conformarse. Que lo demostrado ante Tigre no sea un oasis, sino la evidencia de que por fin Central Cordoba sabe a lo que juega.
Foto Prensa Central Cordoba
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