EL MILAGRO DE SANTA FE

¿Desde que argumento futbolístico puede explicarse el punto que se trajo Central Cordoba desde el 15 de Abril? De ninguno. Solo se podrá repetir que esto es fútbol y suceden cosas impredecibles, y que por ello es el deporte mas lindo del mundo. Otros podrán agarrarse de que en esa cancha al Ferroviario históricamente le va bien (no perdió ahí con el Tatengue desde que volvió a Primera, pasó un par de rondas en ediciones pasadas de Copa Argentina o aquél desempate memorable con Tigre en el 91 para mantenerse en el viejo Nacional B). Usted podrá creer en energías, tendrá fé en algunos dioses, pero desde el plano racional aplicado a un partido de fútbol, no hay explicación que valga.

¿Que quedó de aquél Balbo audaz, muchas veces temerario e imprudente que apareció 2 años atrás en Santiago y conquistó a todo el mundo? ¿Dónde está ese entrenador que arriesgaba, a veces mas de la cuenta, y hasta enamoró a un público hastiado del amarretismo? Evidentemente el DT no es el mismo, y la experiencia ganada desde entonces también trajo consigo un elemento que convive con todo mortal y al cuál hay que dominarlo antes que nos lleve al fracaso en cualquier cosa que emprendamos: el miedo.

Acostumbrado a jugar en el fútbol del primer mundo, soportó presiones que solo las viven los elegidos. Pero la cabeza del jugador no funciona de la misma manera que la del entrenador. Este último debe gestionar, comprender, idear, articular un sinnúmero de situaciones y después lograr que 25 tipos con diversas personalidades y experiencias interpreten y ejecuten en un campo de juego. Para nada fácil, por supuesto. En fin, el miedo a perder que hoy tiene el entrenador a transformado a Central Cordoba en un equipo timorato, que se cohíbe a la hora de atacar.

¿Cuál es el verdadero Central? ¿El que en las primeras fechas era un rejunte de jugadores? ¿El insulso equipo que fue partenaire en La Bombonera? ¿El que ilusionó con su rendimiento en Florencio Varela o el primer tiempo en Victoria? ¿El conjunto anodino que jugó ante los tucumanos? ¿Esa muralla rocosa que venció a Lanús? ¿El que tuvo fortaleza anímica ante Belgrano? ¿O la sombra del segundo tiempo ante Tigre y la que se presentó en Santa Fe? Es muy difícil descifrar a un equipo tan irregular en su rendimiento y al que le cuesta lograr un patrón de juego.

Como Belgrano, también Unión le hizo daño por las bandas a esa infructuosa línea de 5. El mediocampo no quitó ni jugó. Los delanteros corrieron sin rumbo y pelearon con la nada misma. El local no lo liquidó, se dedicó a hacer tiempo y a pelearse con el árbitro. Le dejo una vida a Central. El estupendo cabezazo de Viganoni es demasiado premio para un equipo que no pateó al arco -salvo en el gol de Monzón-. Los milagros te pueden salvar alguna vez, pero si no vas al médico, te mueres antes de tiempo.

Foto Prensa Central Cordoba