La noticia del abandono de Kevin Benavides conmovió a los fanáticos argentinos del Rally Dakar. Un problema en el motor de la KTM lo dejó a pie cuando peleaba por retener el título logrado el año pasado y la ilusión se derrumbo. Pero lejos de quedarse con la tristeza a cuestas, el salteño decidió reengancharse y se sacó una enorme espina al ganar la undécima etapa.
Salió a demostrarse que puede y fue el único que pudo someter a Sam Sunderland, quien se encamina a quedarse con la victoria de las motos. Al llegar a la meta, el salteño habló al respecto y dejó en claro que necesitaba el resultado para dar vuelta la página aunque, todavía, quedan restos de amargura por las chances que se esfumaron ayer.
«Es una felicidad enorme, pero a la vez siento tristeza. Gané una etapa muy difícil en la que todos salieron a dar lo máximo y eso podría haber hecho yo si no pasaba lo de ayer. Pero lamentablemente los fierros son un poco ingratos y esa falla me dejó sin esperanzas», dijo en declaraciones a Shakedown Team.
Y agregó: «Salí de atrás a demostrarme que puedo, y que hay que superarse. Estas cosas nos ayudan a seguir el proceso para volver a ser campeón, que no es solamente ganar». Benavides pudo volver a correr gracias al nuevo reglamento de la Federación Internacional de Motociclismo, que permite reengancharse pero con 16 horas de penalización.
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