La grave ofensa de Arnaldo Pitu González ocurrió el 8 de marzo de este año y fue en oportunidad del encuentro entre Atlanta (2)-(0) Nueva Chicago –Zona 1 del Nacional B– disputado en Villa Crespo, barrio y club identificados históricamente con la colectividad judía. Luego de una acción violenta ante un rival, el árbitro Ariel Gastón Suarez procedió a expulsar del campo de juego a Pitu González. En tales circunstancias y tal como ocurre siempre, el público local reprobó la agresiva actitud del jugador visitante con silbidos y expresiones desaprobatorias a viva voz provenientes de la platea.
La respuesta del actor expulsado –hombre de gran experiencia pues a sus 30 años había jugado anteriormente en Quilmes, Defensores de Belgrano, Santamarina de Tandil, Patronato de Paraná, Central Córdoba de Santiago del Estero y Aldosivi de Mar del Plata antes llegar a Nueva Chicago– fue repudiable. En primer lugar y mientras se dirigía al túnel llevó su mano derecha al casco de su cabeza en clara y burlona gestualidad de la kipá y unos segundos después llevó la misma mano a la zona genital y de manera reiterada dibujó en el aire con sus dedos índice y corazón una tijera satirizando el sagrado acto religioso de la circuncisión.
Tamaña ofensa generó de inmediato expresiones de repudio. Tanto fue así que el INADI, el Comité de Seguridad –que además le labró un acta contravencional– la diputada Donda, el propio club Nueva Chicago, obviamente Atlanta y otras entidades se manifestaron en rechazo de tan degradante actitud.
Cinco días después, el 13 de marzo, el Tribunal de Disciplina de la AFA le aplicó una sanción de 10 fechas de suspensión. La pena no es casual pues el único leitmotiv heredado de administraciones anteriores que sostiene enfáticamente la FIFA actual está referido a las “faltas graves extradeportivas: racismo, antisemitismo, discriminación y xenofobia… Antes que el doping, la agresión a un adversario, al árbitro o a cualquier otro oficial”. Y la AFA actúo en consecuencia.
Esta causa de la FIFA hacia todas las ligas y federaciones miembros surgió del Congreso Anual del 2013 llevado a cabo en la Isla de Mauricio (África Oriental). Resultó una pieza clave para la redacción de esta reforma reglamentaria el presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA, escribano Fernando Mitjans, quien en ese momento era también miembro del Tribunal de Apelaciones de la FIFA. Y el primer sancionado con 10 fechas a cumplir en partidos oficiales de su selección nacional fue el jugador croata Joe Simunic. Esto ocurrió después del partido de repechaje –para Brasil 2014– que Croacia le ganó a Islandia por 2 a 0 en Zagreb el 19/11/2013. Fue cuando Simunic tomó el micrófono y desde el campo de juego gritó a las tribunas:“Por la patria” obteniendo como respuesta “Listos”, una consigna del régimen croata pro nazi llevado a cabo durante la 2° Guerra Mundial.
Ante la penosa situación generada por la pandemia y antes de que por los pasillos de AFA circulara la iniciativa del Tribunal de Disciplina de considerar una amnistía general para todos los jugadores sancionados menos para aquellos que hubieran cometido faltas graves –como en este caso–, se produjo un hecho poco explicable: el club Mitre de Santiago del Estero que juega en el campeonato de la B Nacional inscribió al jugador Arnaldo Pitu González en la Oficina de Jugadores de la AFA –libre de Nueva Chicago– el 27 de agosto de 2020. Por entonces la AFA permanecía cerrada, se desconocía el dictamen del TAS respecto de la presentación de San Martin de Tucumán y de ello dependía la definición del campeonato.
Dos meses antes que la amnistía tomara cuerpo –y que habría de comenzar por la Primera División en orden al comienzo de su torneo– el presidente del club Mitre de Santiago del Estero, Guillermo Raed ya había contratado a un jugador a quien le faltaban 9 fechas por cumplir, o sea todo lo que aún resta jugar en la categoría para lograr uno de los ascensos.
Más grave aún es que Raed, además de ser el presidente de Mitre es uno de los vicepresidentes de la AFA. Y haber contratado a un jugador a quien no se podía incluir a lo largo de nueve partidos cuando nadie hablaba de amnistía, suena extraño y sospechoso. Peor aún si su nombre no aparece en el sistema Comet con el cual se despachan los expedientes. Y más grave todavía si desde Santiago del Estero alguna o algunas personas influyentes habían comenzado su tarea de lobby para lograr poner a González entre quienes serían beneficiados con la anulación de las sanciones pendientes.
Obviamente que para llevar a cabo semejante maniobra se necesitan otros apoyos políticos dentro de la AFA ya que pocas personas pueden pedir libremente expedientes de cualquier estamento y solo un par de ellas ordenarles a algún empleado que “se las alcancen”.
Lo que resulta tan grave como el abuso de poder y la subestimación a la inteligencia de los demás es la naturaleza del propio hecho. Adviértase que para un vicepresidente de la AFA contratar a un jugador –que no es Messi y ni aún así– que ofendió gravemente a una comunidad no le genera siquiera la obligación ética que impone su cargo.
Fue el club Atlanta a través de su tuit oficial quien puso en superficie la silenciosa y estratégica maniobra de la AFA al comunicar el 29 de octubre: “Hay sanciones que merecen ser cumplidas, en particular aquellas referidas a la discriminación, la xenofobia y el antisemitismo. Es el único camino para ser mejores como sociedad”. A este tuit le siguió otro de Vis a Vis cuyo texto decía: “La AFA le perdonó la suspensión al jugador Arnaldo Gonzalez, autor de gestos antisemitas en la cancha de Atlanta”.
No obstante estas expresiones de indignación, la AFA a través de unos pocos dirigentes con poder sigue buscando la manera para que González pueda ser considerado en la amnistía que comenzó con la Primera División y que en las próximas horas continuará con las diferentes categorías del ascenso.
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