El 3 a 0 marca a las claras las diferencias que hubo entre uno y otro. Central Cordoba fue goleado sin atenuantes por un Boca Juniors que se puso de pie en Santiago. Mas allá de la voluntad de algunos de sus jugadores, el Ferroviario fue superado durante todo el partido y jamás puso en duda la victoria del cuadro auriazul.
Repitió los 11 y el esquema De Felippe, y en esos primeros minutos ya el partido estaba claro: Boca con la pelota y Central cubriendo espacios hacia atrás. El problema estaba cuando el local la recuperaba. Repleto de imprecisiones, nunca los volantes pudieron descansar con la posesión y constantemente se vieron obligados a correr detrás del balón. En ese contexto, el conjunto de Almirón monopolizó la tenencia, aunque sin encontrar profundidad.
Boca empezó a encontrar ciertas grietas en el fondo santiagueño, robó algunas pelotas altas y eso le permitió llegar 4 o 5 veces con cierto peligro, aunque se fueron al descanso con el marcador en blanco. De Felippe habrá pensado que si con 5 defensores le generaron chances, había que cambiar urgente. Pero los cambios en el fútbol, como en la realidad social, a veces empeoran las cosas que ya vienen mal. Siempre se puede estar peor. Y eso le pasó a Central.
Los ingresos del Pulga y ¡Jourdan! dejaron al equipo con un 4-4-1-1 y el Xeneize empezó a encontrar espacios que usufructuó rápidamente. En 15 ya estaba 2 a 0. Daba la sensación que al partido le iba a sobrar media hora. Y así fue. Un voluntarioso conjunto santiagueño tuvo vergüenza deportiva y fue a buscar denodadamente el descuento, aunque los caminos hacia Romero estaban vallados. El corazón de Canto contagió apenas a algunos pero con eso ante este tipo de rivales no alcanza, también hace falta volumen de juego. Central no lo tuvo nunca.
El postrero gol de Benedetto puso la chapa definitiva y solo quedó tiempo para que el público ferroviario haga sentir su aguante incondicional a los colores. También es un mensaje a los jugadores: borrón y cuenta nueva. A dar vuelta la página, que el sábado hay que retomar el camino de la victoria. Para ello De Felippe deberá convencerse de lo que pretende. Cambiar rápido de esquema y jugadores cuando algo sale mal puede ser una virtud ocasionalmente; pero si eso se repite en el tiempo, puede evidenciar falta de convicciones.
Foto Télam
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