No estaba al 100%, aún sentía dolor en su muslo izquierdo, maltrecho desde el «estiramiento» que sufrió hace nueve días, pero quiso jugar igual. Para Ignacio Fernández, enfrentar a Boca en la Bombonera era un partido más que especial. Por eso viajó. Por eso jugó. Por eso llevó la cinta de capitán. Y así, de alguna manera, terminó incidiendo en el resultado.
¿De qué manera? A los 40′ del primer tiempo le hizo marca personal al árbitro Andrés Rojas, consiguió que el colombiana revisara la jugada del gol del Pulpo González y que, en consecuencia, lo anulara por un supuesta foul de Norberto Briasco en la acción previa al cabezazo del ex Lanús. No era foul, no era nada. Pero fue tal la insistencia de Nacho que al final logró su cometido.
En cuanto al juego, a Nacho se lo notó bastante participativo aunque poco resolutivo. Se paró de enganche clásico, detrás de Hulk, el 9, y bien cerquita de Zaracho, el otro argentino, que se movió por la derecha. Tuvo varios cruces con Diego González, que comenzaron tras una entrada fuerte del Pulpo contra Hulk, y fue el jugador que más infracciones sufrió en el primer tiempo: tres.
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