En un partido muy mal jugado, de una chatura técnica alarmante, Central Cordoba volvió a mostrar una pésima imagen y terminó perdiendo ante un Atlético Tucumán que encontró los goles en el último segmento del juego. El 2 a 0 suena exagerado, pero el Decano fue un poquito mejor dentro de un desarrollo monótono. El cotejo estuvo detenido durante 25 minutos por incidentes en las gradas entre santiagueños y tucumanos, ante la pasividad de la polícia cuyo operativo fue ineficaz, desde todo punto de vista.
Ese parate significó el desmoronamiento del partido. Lo que se presumía una fiesta terminó siendo una vergüenza televisada. Y en el verde césped el fiasco fue tan grande como el estadio. Una pena. No estamos preparados para las dos parcialidades por varios factores: por los imbéciles de siempre, por una policía que no está capacitada y por la avaricia de una dirigencia que puso el aspecto económico por sobre lo deportivo y lo organizativo.
En el plano futbolístico lo de Central Cordoba volvió a ser una lágrima. Madelon cambió apellidos pero no el sistema. No se puede pretender modificar algo negativo sin arriegar. Ni en el fútbol ni en la vida. El entrenador parece un violinista del Titanic: sabe que el barco se hunde y sigue haciendo lo mismo, toca las mismas cuerdas aunque esa música ya no le plazca a nadie. Si quiere morir con las botas puestas, que lo haga. Pero en otro lado.
Si bien es cierto que muchos jugadores bajaron su nivel sobre el final del torneo y que el fixture fue hostil en el cierre como en el inicio de la Liga, ello no es excusa. Lo que en algún momento salió medianamente bien, hoy no funciona para nada. No se puede ser partenaire siempre, de vez en cuando hay que ser protagonista. Lo preocupante de cara al futuro es que no se vislumbra algo distinto.
En esta Liga Madelon obtuvo el 35.8% de los puntos en juego (29/81). Es un porcentaje para sufrir con el descenso. Con números similares muchos técnicos se fueron del club. Con o sin Madelon el golpe de timón debe darse ahora. Si el DT no continúa hay que buscar un reemplazante rápido porque la Copa de la Liga es un torneo corto y no da tiempo. Si el entrenador sigue, hay que exigirle otras formas, otras maneras de encarar los partidos. Los dirigentes no pueden ser meros observadores. Los errores ya cometidos no pueden suplantarse con pasividad. Solo queda claro una cosa: así no se puede seguir, esto no da para mas.
Foto Prensa Central Cordoba
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