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OLOR A FIN DE CICLO

Por el Gringo Ceballos
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Central Cordoba volvió a perder de local (tercera derrota consecutiva), esta vez a manos de Unión de Santa Fe por 1 a 0. El gol postrero de Roldán cayó como un balde de agua hervida en el Terrera, enardeció al público y el aliento se transformó en insultos para todos. Poco importó que la derrota haya sido injusta, que el arquero rival haya sido la figura del partido o que el Tatengue se haya llevado demasiado premio de Santiago. La bronca de la gente se desató porque el equipo no termina de convencer, no se hace fuerte de local y ante los rivales directos pierde bastante seguido. Además hay un encono con Madelon desde su llegada: su discurso y sus formas jamás enamoraron a la gente. No hay feeling. Y eso que en su momento la cosecha de puntos era aceptable, pero el funcionamiento del equipo nunca respondió a las expectativas.

Fue mejor el Ferroviario en el primer tiempo; con Besozzi movedizo pero decidiendo mal en los últimos metros, con Gamba participativo y con un Castelli irresoluto, Central se las ingenió para ser mas que un Unión mezquino que casi no inquietó a Ledesma. Al conjunto santiagueño le faltó una intervención mas decisiva de Farioli, que no tuvo precisión en los pases importantes.

En el 2T, el elenco de Méndez arriesgó un poco mas, se aprovechó de una siesta que pegó Central Cordoba al promediar la etapa y la gente se empezó a impacientar. Los cambios renovaron los bríos en el Ferroviario y sin tanta claridad, pero con mucha voluntad, comenzó a transformar en figura al golero uruguayo Mele. Pelotazos de media distancia, cabezazos, balones al travesaño y pegaditos al palo, fueron ocasiones que el local no pudo concretar. Cerca del cierre, Roldán sacó un latigazo de zurda que se incrustó en la red para desatar la locura santafesina (llegaban con 10 partidos sin ganar y 18 sin festejar de visitante). ¡Justo aquí cortaron las rachas negativas!

El clima se puso hostil en el Oeste y, a pesar de ello, Pereyra pudo haberlo empatado de cabeza. Consumada la derrota, Madelón hizo un monólogo en conferencia de prensa y mencionó una charla pendiente con los dirigentes. Sea lo que sea, la decisión debe ser inmediata: el equipo juega el miércoles por Copa Argentina y el lunes debe visitar a Colon. No hay tiempo para perder.

Al ciclo de Madelon se lo puede fragmentar claramente en tres partes: el fixture desfavorable del arranque (derrotas ante River, Belgrano y Talleres, y empate ante Boca); la gran cosecha de puntos -13 sobre 18- desde la fecha 5 a la 10 (se venció a rivales como Argentinos, Tigre y Defensa); y la pobrísima campaña de las últimas fechas ante rivales directos en la lucha por no descender -solo sumó 5 sobre 21 en juego- (perdió con Banfield, Godoy Cruz, Sarmiento y Unión; empates con Lanús y Barracas, y apenas le ganó a Instituto). En total sumó 19 sobre 51 en disputa, consiguiendo el 37% de los puntos. La campaña es discreta y no difiere de lo que obtuvieron sus antecesores.

Ante el despecho que provocó la salida de Balbo, los dirigentes no tuvieron mejor idea que traer a un entrenador que está en las antípodas de lo que pregona el ex goleador del calcio. Un fiel reflejo que no hay proyecto. Sin proyecto, Central Cordoba navegará como un barco vikingo en la inmensidad del mar: quizás no se hunda, pero para llegar a tierra firme deberá padecer tormentas furiosas y remar hasta quedar moribundo. Pero la gente ya está hastiada de eso, no quiere estar en Primera solamente para sobrevivir.

Foto Prensa Central Cordoba