Mucho se esperó por el regreso del público a las canchas y luego de que las autoridades gubernamentales abrieran las puertas de forma limitada (se habilitó un 50% del aforo de las canchas con protocolos sanitarios), la fecha pautada fue la del fin de semana del Superclásico entre River y Boca en el estadio Antonio Vespucio Liberti. Es difícil calcular cuántos espectadores asistieron, pero lo que es seguro es que se sobrepasó la capacidad autorizada. Según lo que estimaron los organismos de seguridad, hubo alrededor de 54.000 espectadores cuando la capacidad permitida era de 36.000 (es decir, el 75% del aforo).
Por otra parte, se informó que hubo 4 detenidos por falsificación de entradas y 30 actas a “trapitos” ubicados en los alrededores del estadio. El ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires inició una causa por omisión de recaudo e incumplimiento del decreto presidencial (205), exceso de aforo 50 por ciento. Además, se actuó por la exhibición de una bandera discriminatoria. La Fiscalía especializada en Eventos Masivos, a cargo de Celsa Ramírez, le labrará un acta contravencional a River por el aforo contra Boca (se le exigirán las grabaciones de las cámaras de seguridad del club, el conteo de molinetes y los carnets habilitados).
Las tribunas lucieron colmadas desde temprano y en un alto porcentaje cuando los equipos se asomaron en el campo de juego. Vale destacar que solamente los fanáticos locales (abonados) habían sido aceptados para acudir al derby con una serie de requisitos: tener al menos una dosis de alguna de las vacunas autorizadas contra el COVID-19 en el caso de los mayores de 18 años (el certificado se validaban a través de las páginas oficiales), asistir con la aplicación Cuidar y en caso de haberse vacunado en el exterior, tramitar una constancia para ser habilitado. En el caso de los menores, simplemente podían entrar con su localidad correspondiente.
En el primer control (Richieri y Udaondo) solamente exigieron presentar el DNI pese a que algunos auxiliares gritaban que tuvieran en orden la App Cuidar y el carnet correspondiente.
En el siguiente retén se generó una pequeña aglomeración ya que en algunos casos se constataba que estuviera en regla el carnet. En un tercero, se procedió a escanear el documento de identidad.
Finalmente los simpatizantes millonarios presentaron su carnet del club en los molinetes hasta esperar la verificación y acceder al anillo interno camino a su sector. En ninguna ocasión se exigió la aplicación Cuidar.
Cerca de 350 barrabravas se repartieron entre la Sívori alta, la baja y la Centenario, aunque camuflados y bajo la promesa de no hacerse notar con insignias y mucho menos con canciones que muestren la fractura interna de una barra que, se insiste, perdió mucho poder. Si bien no hubo banderas de los Borrachos, sí estuvieron las de las peñas e hinchas comunes que debieron entregarlas ayer en Seguridad para ser requisadas y hoy, previo a la apertura, serán colgadas por banderilleros ya identificados.
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