Uno de los méritos indiscutibles de Lionel Scaloni en la Selección argentina es haberle dado lugar a jugadores que pocos tenían en cuenta y que al ponerse la celeste y blanca, en un puñado de partidos se ganaron la aprobación de todos. Rodrigo De Paul fue uno de los primeros, luego Nicolás González y ahora está siendo el turno de Nahuel Molina Lucero.
El lateral derecho se ganó un lugar en el equipo, siendo titular en los últimos dos partidos con muy buenas actuaciones y criterio a la hora de subir al ataque, con interesantes asociaciones con Lionel Messi.
Ante su gran actualidad, rápidamente los hinchas de Boca empezaron a preguntarse por qué el club lo dejó ir hace un año, gratis, cuando está a las claras que de quedarse le hubiese solucionado muchos problemas a Miguel Ángel Russo, quien terminó improvisando con Nicolás Capaldo en esa posición, y luego venderlo por una buena cifra.
Después de pasar a préstamo por Defensa y Justicia y Rosario Central, Lucero regresó a Boca a a principios del 2020. Allí comenzó un tire y afloje que nunca se resolvió, incluso con rumores que lo vinculaban con River, y finalmente se terminó yendo.
Miguel Ángel Russo quería contar con él pero el Consejo de Fútbol se plantó al igual que lo hizo con Pol Fernández: si no renovaba, no jugaba. Las negociaciones se dilataron, al futbolista lo colgaron y como nunca llegaron a un acuerdo, se fue gratis, con el pase en su poder, y luego arregló con el Udinese en septiembre.
«Se dio de una manera que no me gustó. Nunca pudimos arreglar el contrato, fue el momento más amargo de mi carrera. Y después vino la pandemia…No me peleé con nadie, nunca tuve un problema, conozco a todo el mundo, no solo a los dirigentes. Me hubiese gustado jugar muchísimo más», dijo tiempo después en diálogo con La Nación.
Recomendados
Malas noticias para Boca: se confirmó la lesión de Ander Herrera
La Selección Argentina enfrenta a Bolivia en el Sudamericano Sub-20: horario, formaciones y donde ver
Neymar se despidió del Al Hilal y el anuncio oficial de su regreso al Santos está cada vez más cerca