Carlos Tevez siempre fue un futbolista muy identificado con sus raíces. Cada vez que puede, recuerda lo que significó crecer en Fuerte Apache y también se da una vuelta por el barrio que lo vio nacer. Los amigos de toda la vida siguen viviendo ahí y la figura de Boca Juniors no pierde la memoria luego de una exitosa carrera profesional.
Es por eso que, en el gimnasio de su casa, tiene un mural que representa su lugar en el mundo. “Me lleva a eso a estar en la canchita donde me crié. A tener los pies sobre la tierra y saber de dónde uno viene. Me lleva a seguir peleando y luchando para continuar siendo competitivo”, explicó en la extensa charla que mantuvo con el canal TyC Sports. La cara de felicidad y orgullo de Carlitos al hablar del mural que tiene en su gimnasio muestra cómo la obra lo transporta directamente a la canchita donde pateó la pelota cuando era chiquito o a los pasillos que recorría con su familia.
El autor de la obra es Martín Ron, un muralista reconocido mundialmente. No es la primera vez que el artista está vinculado con Carlos Tevez. “Martín es un genio. Hizo este mural, el que está en La Boca y el del Fuerte Apache”, reveló.
el pintor explicó qué significó para él realizar la primera obra del futbolista del Xeneize en el lugar donde nació: “Esa fue una de mis primeras obras que, digamos, subió la vara. Fue la más importante porque hizo como un quiebre en la carrera. Me llamaron para pintar un pequeño homenaje a Carlitos el día que le metió dos goles a México. Se me ocurrió la idea de preguntar cuál fue el edificio donde nació. Me señalaron uno que tenía características espectaculares: pintar ahí un Carlitos de 4 o 5 pisos requería solamente un poco más de pintura y una grúa.
Y agregó sobre el resultado final que aún brilla en las calles de Fuerte Apache: “Fue impresionante ver cómo la gente iba, lo adoraban, lo bendecían. Estaba justo al lado de un potrero, así que los chicos estaban como locos, tuvo un montón de notas, eso me ayudó a visibilizar un poquito más mi actividad”, concluyó Martín.
En la extensa nota que brindó, Carlitos también se tomó un momento para hablar sobre el delicado estado de salud que está atravesando su padre Segundo, quien se encuentra internado desde hace varias semanas: “Él la sigue peleando, es un luchador. No baja los brazos, la sigue peleando, quiere seguir viviendo. Nosotros como familia estamos acompañándolo en todo momento. Aunque los médicos dicen cosas, él la sigue peleando y pese a estar así nos sigue marcando. Es un ejemplo y eso nos marca mucho”.
Como síntoma de agradecimiento, recordó cómo fue que Segundo se hizo cargo de él en su infancia tras la muerte de su padre biológico: “Mi papá se hizo cargo de mí sin tener nada que ver conmigo. Era novio de Adriana, que era la hermana de Fabiana, que era mi mamá. Era un chico indefenso, que no tenía un guía y él se hizo cargo de algo que no tenía por qué. En toda mi vida, con el Chueco, nunca hizo diferencia aunque él era su hijo único. Mi viejo era comprarme una remera a mí y otra a él, y la misma. O una zapatilla de la misma marca. Cuando tuve conciencia me agarró y me dijo yo no soy tu papá, pero te siento mío. A tu papá lo mataron y me contó la historia verdadera. Yo siempre lo llamé papá porque desde que tengo conciencia siempre estuvo conmigo”.
“Se puso la familia al hombro y sacó a los Tevez adelante. Como en la serie, él ponía de ejemplo a los hermanos y a la gente con la que trabajaba. En las vacaciones me llevaba a la obra y cuando venía su hermano drogado, me agarraba de la mano, me hacía verlo y me decía ‘si vos no trabajás, no estudiás o no jugás al fútbol, terminás así. ¿Vos querés terminar así? Si vos trabajas, vas a tener tus cosas; si no, vas a seguir el ejemplo de tu tío. Sin tener un rumbo’”, revivió sobre la influencia que tuvo Segundo en su vida.
“Él siempre me puso los ejemplos a la vista. Segundo siempre iba a ser el hombre de la casa, el que traía la comida, el que se hacía cargo. Nunca quiso que lo ayudemos. Una vez nomás le dije ‘dale, pa, basta’ y casi se me muere. Le dije que no trabaje más, que disfrute, que viaje, y me dijo que no, porque no sabía hacer otra cosa que levantar paredes, ir a la obra. Era su vida eso y yo lo tuve que entender a él, que esa era su vida”.
“En todos los logros que tuve como futbolista siempre estuvieron mis viejos y hermanos. Cuando le hago un gol al Parma con la camiseta azul de la Juventus, mi viejo hacía un año que no venía a verme. Ese día viene, va a la cancha y es otro Carlitos. Yo jugaba para él. Eso me pasaba, como cuando tomé la decisión de volver al país y jugar en Boca”.
LA VERDADERA HISTORIA DETRÁS DE LA “GALLINITA” QUE HIZO PARA FESTEJAR ANTE RIVER
Tevez grabó a fuego un festejo en la memoria de todos los fanáticos del fútbol un 17 de junio del 2004 luego de anotarle un gol a River en el Monumental por las semifinales de la Copa Libertadores. A casi 17 años de aquel hecho, el Apache explicó por qué se le “salió un poco la cadena”, como él mismo definió.
“Yo creo que el gol que más grité fue en la Libertadores con River en cancha de River. Era muy difícil. Creo que vivir la infancia que uno vivió en mi barrio… Había un solo restaurante que era Benito y hoy es Doña Blanca, que tenía una tele. Veníamos a ver todos los clásicos ahí. Mitad de River y mitad de Boca. Te imaginarás la rivalidad. Hacía un gol River y esa mitad te gritaba el gol en la cara. No importaba nada, a veces había piñas. Mamé eso”, reconoció sobre sus reacciones en carne viva en los clásicos.
“Siempre que enfrenté a River y me tocaba jugar en los primeros clásicos, era como que no podía separar eso. Lo vivía, me venían esas imágenes, lo vivía con la misma intensidad. Era más ir a pegar una patada que tratar de jugar bien. No me importa si juego bien o no, voy a dar una patada y te saco de la cancha. Si me tengo que agarrar a piñas con vos, me agarro a piñas. Era barrio”, reconoció.
Sin embargo, con los años y la experiencia, comprendió que eso no le servía para ser un jugador profesional: “Me hizo el click cuando empecé a entender esa situación que me estaba pasando, cuando empecé a hablarlo, a decir ‘esto es lo que me pasa’. Y tratar de sacar ese niño que tenía encima y jugar de otra manera. Los clásicos se juegan jugando bien, agarrando la pelota, de otra manera”.
Fuente: Infobae
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