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UNA MONTAÑA RUSA

Por el Gringo Ceballos
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¿Alguna vez se subió a una montaña rusa? Es una experiencia que libera mucha adrenalina y estimula todo el organismo. Subir y bajar a gran velocidad, frenarse de golpe, desplomarse al vacio, son algunas situaciones que muchos la padecen y otros las disfrutan a mas no poder. Eso es un partido de Central Cordoba desde que comenzó el ciclo de González Velez, una montaña rusa con tantos vaivenes que podes bajarte a carcajadas o lagrimeando. Por ahora sucede lo último.

El entrenador cafetero está convencido de su idea. Inclusive para comenzar contra Boca se plantó con línea de 3 (Gómez, Valdez y Leizza); 4 volantes (Garrido, Vazquez, Atencio y Montoya) y 3 delanteros (Godoy y Sanabria por las bandas y Molina como faro de área). Golpeó temprano con Atencio, sufrió lo que debía sufrir ante un equipo como Boca (otra vez Ingolotti salvó las papas) y pegó en el final del 1T con Sanabria. Un 2 a 0 para ir al descanso que no imaginaba ni el mejor vidente.

El equipo con la pelota tiene buenas intenciones: la cuida, intenta juntar pases y hay movilidad para recibir. Vazquez fue el amigo de todos, siempre se la dió a un compañero y además fue el apoyo constante para los que la tenían. El tema es cuando Central la pierde. El retroceso es caótico, nadie presiona al lanzador y se corre hacia atrás ocupando mal los espacios y sin tomar referencia de la marca. Por eso sufre tanto, por eso le llegan tanto. Y con línea de 3 eso se hace evidente, mas aún cuando no hay volantes que se predispongan a hacer la banda (Montoya y Atencio no lo sienten por izquierda, y Garrido no termina siendo ni 4 ni 8).

Lucas González pareciera ser de los entrenadores que quiere morir con las botas puestas. Imponer sus ideas mas allá del rival de turno o de los contextos de cada partido. Bueno, con adversarios como River o Boca va a morir siempre. No hay que ser ingenuo ni comer vidrio. ¿En el entretiempo nunca pensó armar una línea de 4 para cuidar la ventaja de dos goles? Es contrafáctico, nada te asegura nada, pero un poco de precaución ante jugadores de otra jerarquía no era descabellado. 7 minutos le bastaron a Boca para empatarlo y después lo dio vuelta de la mano del enorme Equi Fernández y la capacidad goleadora de Merentiel.

Para entender los cambios del DT Ferroviario hay que hacer un curso aparte: le empatan y mete otro 9. Cinco minutos después se acuerda de poner otro defensor y saca un centrodelantero. Siempre a contramarcha de lo que pide el partido. Monzón pudo empatarlo pero el 2-4 termina siendo justificado por las llegadas de uno y otro.

En el fútbol, a diferencia de otros deportes, la táctica y estrategia pueden disimular un poco la colosal disparidad de jerarquía entre las individualidades de los equipos. Ante los gigantes del fútbol argentino, al joven entrenador colombiano eso no le importó. Las pruebas están a la vista: River y Boca le patearon 39 veces al arco en los 2 partidos y le convirtieron 7 goles. Veremos que sale ante rivales de menor talla.

Foto Prensa Central Cordoba