Hace 20 años se editaba el disco «Sinfonía para adolescentes», placa que marcó el efímero pero resonante regreso del dúo Sui Generis un cuarto de siglo después de su recordada despedida en el Luna Park, que incluyó un concierto en la cancha de Boca Juniors, otro en el Parque Sarmiento, un álbum en vivo y una ambiciosa gira que quedó trunca a poco de iniciarse por desavenencias artísticas entre Charly García y Nito Mestre.
El reencuentro resultó sorpresivo debido al rumbo musical que había tomado la carrera de Charly en esos años -en las antípodas del estilo característico de Sui Generis-, quien atravesaba su etapa «Say No More», marcada por el predominio del concepto artístico por sobre la construcción armónica y melódica propia de la canción tradicional.
En ese sentido, García se encontraba en la búsqueda de lo que él mismo definía como «maravillación»; un proceso de grabación que consistía en la suma de un gran número de capas sonoras, inspirado en la famosa «pared de sonido» patentada por el famoso productor estadounidense Phil Spector.
Aunque la aparición de algunas canciones que conformaban un repertorio cuyas melodías podían asociarse a la «etapa Sui Generis» llevó a Charly a reflotar al popular dúo, la aplicación de esa metodología de trabajo, especialmente en la edición del disco en vivo «SI», significó una toma total del control de la situación y sentenciaría el rápido final de ese revival.
La nueva aventura tuvo su primer paso el 30 de octubre de 2000 cuando salió a la venta «Sinfonía para adolescentes», un trabajo que mezclaba algunas nuevas composiciones de Charly en plan autorreferencial, el rescate de incunables de la dupla y la adaptación de canciones de autores británicos y estadounidenses con sonoridades ligadas al estilo tradicional de Sui Generis.
Así convivían temas como «Me tiré por vos» o «Noveno B», que aludían a la ya mítica zambullida a la pileta de Charly en un hotel mendocino; viejas melodías rescatadas como «Monoblock», «Afuera de la ciudad», «Espejos» o la autocensurada «Juan Represión»; y covers de Dave Clark, Todd Rundgren y Phil Spector, entre otros.
En diciembre se produciría el anunciado concierto en Boca -una presentación que transcurrió bajo el caos que proponía en aquellos años Charly, ante el cual la figura de Nito Mestre quedó desdibujada- y luego una gira que quedó trunca a raíz de estas diferencias en la manera de encarar el proyecto.
El puntapié inicial para esta impensada movida artística fue la composición «El día que apagaron la luz», tal como lo reconoció el propio García en su momento, en una entrevista concedida en diciembre de 2000 a la revista Inrockuptibles.
«Sui es la adolescencia, para nosotros como para los pendejos de quince. Cuando me encontraba componiendo ‘El día que apagaron la luz’, alguien me dijo: ‘Como en la época de Sui’. Después escuché el tema varias veces y pensé: ‘Caramba, tengo una época’. Así como la del Paleozoico o la del Medioevo, hay una época que es la de Sui Generis», comentó en esa nota.
Y añadió: «Como acababa de ver a Nito, no me pareció mal llamarlo. Si quiero hacer un disco que se sitúe treinta años atrás, tiene que estar él».
Dos opiniones
Consultado por Télam, el periodista Roque Di Pietro, estudioso de la obra del astro del rock argentino y autor del libro «Esta noche toca Charly», consideró que la reunión de Sui Generis «fue un movimiento extraño» en su carrera y recordó lo sorpresivo que resultó el anuncio, debido a la falta de «señales previas» que lo advirtieran, como sí había ocurrido en su momento con el reencuentro de Serú Girán.
Por su parte, el periodista Fernando Sanchez, quien por aquellos años mantuvo junto a su colega Daniel Riera varios encuentros con el músico, tal como lo refleja el libro «García. 15 años de entrevistas con Charly», recordó que se trató de una época en la que el artista «estaba todo el tiempo reciclando fragmentos de viejas melodías».
Tanto Sanchez como Di Pietro coincidieron en que fue un período en el que Charly «se amigó con ese viejo repertorio», pero aclararon que no se trató de una apuesta a la nostalgia, sino que se relacionó más con el contacto que había establecido con un nuevo público adolescente.
«Charly podía tocar una canción de Sui pero atravesada por la óptica lisérgica del saynomorismo. Si alguien esperaba que se reflejara el espíritu de Sui, me parece que no estuvo viendo lo que había pasado con Charly en los últimos años o era un ingenuo. Era imposible recuperar esa cosa cristalina», señaló Di Pietro.
«Esa postura de Charly en la época ‘Say no More’ espantó a sus seguidores tradicionales pero fascinó a los adolescentes, que veían reflejada ahí su rebeldía. También era una época de gran caos social y político y él siempre tuvo una antena para sintonizar los humores sociales y reflejarlos en su música», apuntó Sanchez.
La reunión también supuso un acercamiento estrecho con su viejo compañero de ruta, quien de cualquier manera solía ser un invitado recurrente en los shows solistas de Charly y con quien mantenía un lazo afectivo que nunca se quebró.
Sin embargo, Charly se apoderó del proyecto, lo manejó a su gusto y hasta utilizó a su propia banda, lo que provocó chispazos con Nito que decretaron el anticipado final .
«A ‘Sinfonía para adolescentes’ lo veo como una especie de volumen dos de ‘Casandra Lange’ (disco de covers grabado por Charly en 1995) o como un ‘Say no More canta Sui Generis’. La presencia de Nito la veo como un gesto pero todo recayó sobre Charly», definió Di Pietro.
Lo cierto es que ese disco pasó casi inadvertido para el gran público que, más allá de las intenciones de los protagonistas, celebró el carácter nostálgico de la reunión. La actitud contraria de Charly al respecto, sobre todo de acuerdo a lo visto en los shows y lo reflejado en el disco en vivo, echaron por tierra de inmediato la posibilidad de una reedición de lo ocurrido en la primera mitad de los `70.
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