La cámara son los ojos de la audiencia, de nuestro público. Como directores deberemos de mover la cámara de manera tal que todo lo que sucede en escena quede registrado. Los espectadores quieren ver de cerca los acontecimientos que se están ocurriendo y, como directores, es nuestra tarea el estar atentos a ello para registrar con nuestra cámara las acciones que se producen. Las butacas de espectáculos deportivos que están próximas al campo de juego son más costosas por su cercanía al mismo. La gente paga más caro su proximidad a la acción. En el cine deberemos pensar en nuestro público como personas que abonaron la butaca más costosa. Darles un show de jerarquía. Una de las herramientas que poseemos como cineastas es la aproximación y un correcto seguimiento de la acción, mediante un correcto manejo de la cámara.
Seguir la acción es fundamental en las artes audiovisuales. Si la cámara está mal ubicada se perderá de filmar aquello que está ocurriendo. La disposición de la cámara es fundamental para este fin. Saber en dónde deberemos colocar nuestros dispositivos para captar mejor la sucesión de las acciones. Saber si colocar una o más. Como ubicarlas. En donde hacerlo. Esa acción de acomodar las cámaras es el abc de una buena dirección. Un director eficaz deberá dar las órdenes de manera acertada a su equipo de trabajo para ubicarlas en sitios estratégicos. Un buen director posee una mirada única de las cosas y ello se ve poniendo atención en donde coloca la cámara para narrarnos la historia a nosotros los espectadores.
Saber si dejar quieta la cámara o moverla es otra gran decisión a tomar. Los directores novatos creen que al mover más la cámara darán una mejor impresión al público. Nada más lejano a la verdad. La cámara deberá moverse de acuerdo al sentido común. Si la acción necesita un seguimiento de los personajes pues entonces de deberá mover la toma acompañando a los mismos. La narración es la que marca el movimiento o quietud. Los jóvenes directores no prestan atención a la narración. Mueven la cámara porque sí, sin un rigor de criterio alguno. Esto ocasiona en “pifiarla” a la hora de decidir si mover la cámara o no hacerlo. Terminan moviendo la cámara de más y mareando a la audiencia de manera innecesaria, o en su defecto caen en el error opuesto, mantienen la cámara estática sin seguir la necesidad planteada por la historia.
Al decidir el movimiento del dispositivo basado en la historia planteada se deberá tomar otra decisión no menos importante: cómo hacerlo. El movimiento puede ser óptico, moviendo solamente las lentes que están dentro del objetivo de la cámara, mediante el zoom de la misma. De esta manera, haciendo un zoom hacia adelante o hacia atrás, nos acercaremos o alejaremos de la escena. Solamente lo haremos con las lentes de la cámara sin trasladarse de manera física. Esto se da por la aproximación o alejamiento de las lentes dentro del objetivo de la cámara manipulando el comando del zoom. La otra opción es el desplazamiento físico de la cámara mediante un travelling, es decir el desplazamiento o viaje en el set de la misma. Existen varias opciones para trasladar la cámara. Desde los steadycam que son unas pecheras con un brazo estabilizado que permite el movimiento sin vibraciones. Las dollys que son bases con ruedas en donde se colocan las patas de los trípodes. Los carros de travelling, en donde se sienta el camarógrafo y se hace desplazar el habitáculo por encima de unos rieles colocados previamente a la escena. También existen las grúas y plumas que son brazos para colocar la cámara en altura y moverla en interiores del set o exteriores. En definitiva existen múltiples dispositivos para el fin de traslación y registro con la cámara. El secreto estará siempre en hacerlo con un criterio narrativo/estético. Jamás por capricho.
Con el avance de la tecnología existen cada vez más y mejores cámaras y gadgets para poder moverla y trasladarla de manera fluida. Sumado a que se las miniaturiza cada vez más proporcionando acceder a vistas que antes eran soñadas (imágenes tomadas con drones, cámaras anexas a telescopios y microscopios entre otras). Las posibilidades actuales para poder hacer imágenes que sigan la acción de manera atractiva son infinitas. Pero siempre dependerá de la pericia de los directores a la hora de narrar con la cámara. Se pueden tener los mejores equipos, los más novedosos, el presupuesto más holgado pero si no se sabe contar con imágenes nada de esto será útil. Siempre una buena narración supera a la mejor de las tecnologías. Y ambas, juntas, son imbatibles.
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