El martes por la tarde, Britney Spears compareció ante una jueza de Los Ángeles, para solicitar que se levantara la tutela que hace 12 años recae sobre ella y no le permite tomar ningún tipo de decisión, ni manejar su dinero, ni tener la custodia de sus hijos, entre otras cosas.
Sin embargo, la jueza Brenda Pennyse rechazó su demanda para que Jamie Spears deje de ser su gestor y administrador de sus más de 60 millones de dólares.
Los representantes de Spears alegan que su progenitor despidió al gerente de negocios de su hija y contrató a uno nuevo sin avisarle.
Ante la negativa de la jueza, el equipo legal de la artista ha declarado que “Britney tiene miedo de su padre y no volverá a actuar si él sigue a cargo de su carrera”.
Pennyse fijó otra audiencia para el 16 de diciembre, según una orden presentada en el expediente del caso. En donde volverá a escuchar los argumentos que plantean los representantes legales de Britney, para dejar nula la tutela.
La curaduría, conocida en muchos estados como una tutela, comenzó en 2008 cuando la cantante atravesaba un periodo de inestabilidad emocional y perdió la custodia de sus dos hijos. Y su padre Jaime Spears solicitó el cargo de «curador» de la estrella pop.
Estos cargos normalmente se limitan a personas con capacidad severamente reducida de tomar decisiones por sí mismos, y se supone que son temporales. Pero la cantante ha permanecido bajo control judicial mucho más tiempo de lo que se estima.
James Spears y el co-curador, el abogado Andrew Wallet, ejecutaron la curaduría por 11 años. El año pasado, Wallet se retiró, dejando a James Spears completamente a cargo. El padre también se retiró temporalmente como tutor de Spears, citando problemas de salud, pero mantuvo su papel como curador de sus finanzas.
Para que entendamos de que se trata la tutela tenemos que saber que Britney no puede hacer nada sin autorización o supervisación, desde salir de su casa, manejar un auto, subir una foto a las redes sociales, no puede manejar su propio teléfono, ni comprar un café, mucho menos dar entrevistas o vivir con sus hijos.
Además debe pagar el sueldo y las costas de todos los abogados, e incluso a su padre por ser su tutor, unos $ 10.000 dólares mensuales y otorgarle un auto. Por este motivo, es que se generó lo que se denominó el movimiento FreeBritney.
¿De qué se trata?
De un grupo de personas, y no solo fanáticos de la princesa del Pop, sino militantes feministas, e incluso expertos en curaduría quiénes afirman que lo que está sucediendo con la cantante no es beneficioso, incluso muchos afirman que la ven mal y captada por su padre.
La misma Spears ha reconocido tenerle miedo a su progenitor. Y si observamos las redes de Britney notaremos que el contenido subido no es del todo normal. Siempre la vemos desenfocada, triste, y guionada. Y por más de que suba cientos de videos explicando que está todo bien, el mensaje tiene infinidad de incongruencias.
El principal argumento del movimiento #FreeBritney es que la artista es plenamente funcional, y que puede desempeñar su trabajo con normalidad, y con éxito: desde que vive tutelada, ha ingresado nada menos que 138 millones de dólares por los derechos de autor de sus canciones, por participar en el concurso de talentos The X Factor donde fue jurado y por su residencia en Las Vegas, donde realizó conciertos semanales 3 veces por semana. Ahora, su fortuna estimada ronda los 60 millones de dólares, pero vive con una asignación semanal de 1.500 dólares.
Y una persona capaz de realizar shows, participar de programas televisivos, cantar, bailar, componer, y que es laboralmente activa y exitosa, no es el perfil de las personas que son puestas bajo curaduría, las cuales responden a personalidades que no pueden responder por sí mismas.
Es por esto que la artista desde agosto empezó a indagar públicamente quién supervisaba su vida y dinero, pidiendo mayor transparencia en solicitudes en la corte a menudo secretas, e incluso declarando su solidaridad con los fanáticos que han exigido en manifestaciones y posts en línea para que se termine el control sobre ella.
Y ahora seguirá yendo a la corte a pelear por sus derechos y recuperar su vida.
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