La educación de la mirada

La mirada.  Observar.  Detener nuestra atención en un detalle.  Intentar divisar algo.  Quizás no encontramos nada allí.  Husmear por las rendijas.  El placer voyeurista.  La necesidad de otro para poder ejercitar la mirada.  Muchas veces el otro es uno mismo.  Observarnos internamente.  El ojo del alma.  La intuición.  No parpadear.  El descanso de cerrar los ojos.  Esquivar la mirada.  

El ejercicio de la observación es indispensable y necesario en las artes audiovisuales.  Para bien o mal, quienes ejercemos esta profesión tenemos agudizado el sentido de la vista.  En mi caso desde niño fui entrenando la mirada si saber que lo estaba haciendo.  No dejando pasar detalles.  Componiendo en marcos diferentes.  Organizando el sentido de lo que queremos que nuestro espectador mire.  En las imágenes fijas es más sencillo, en las en movimiento se complejiza más.

Dirigir una pieza audiovisual conlleva entender y ejercitar la mirada.  Si no somos capaces de ello difícilmente podamos dirigir algo en este rubro.  Debemos saber el tiempo que dura la atención de un espectador.  Como y a qué dirige su mirada.  Que cosas le son visualmente seductoras.  Las formas y colores más tentadores al ojo.  Como evitar distractores.  Que movimientos son los propicios para que alguien observe a la pantalla por más tiempo.  Los mecanismos para prolongar la visualización atenta evitando el parpadeo y el desvío de la mirada.  

 Saber o intentar adivinar lo que el espectador desea ver.  Anticiparnos.  Estudiar el gusto estético de cada momento histórico.  Saber en base a que se fundamenta el paladar estético.  Leer la realidad haciendo el ejercicio de dilucidar que es del gusto de la gente.  Que es propicio mostrar.   Que ocultar.  Cuánto tiempo se va a mostrar que cosa.  En qué momento se observa en pantalla algo.  Muchísimas decisiones para tomar.  Deben estar fundamentadas en el estudio riguroso de la disciplina artística específica.  Estudiar el ojo.  Su funcionamiento.  El cerebro.  La conexión entre ambos.  La atención.  La psicología que conlleva los mecanismos de la mirada.  Los condicionantes de la misma.  Aprender a mirar.  

Jamás en la historia de la humanidad estuvo tan al alcance de la mano un dispositivo que nos permitiese aprender a educar la mirada como en la actualidad con un teléfono celular con cámara de fotos y video incorporados.  Podemos ejercitar el uso de la luz.  Componer el cuadro.  Aplicar filtros.  Saber que dejar dentro  fuera de cuadro.  Ejercitar el uso de la nitidez.  Manipular las distancias a cámara.  Modificar en edición alguna cuestión que nos interese.  En la historia de la pedagogía de la imagen nunca se estuvo tan cerca de disponer al alcance de la mano un dispositivo que permita tanto aprendizaje por tan bajo costo.  

 La industria audiovisual se cimenta en gente que esté alfabetizada y sepa utilizar dispositivos con los cuales crear mensajes en imagen y sonido que anclen en un público.  Siempre Estados Unidos y Europa estuvieron un paso adelante producto de un mayor y más fácil acceso a la tecnología para la mayoría de su población.  A la par, fueron alfabetizando audiovisualmente a su sociedad y haciéndoles  fácil el acceso a sus producciones para ir afinando el paladar estético.  Como resultado de estas decisiones es que existe una industria y se sostiene en el tiempo.  Quizás deberíamos aprovechar esta coyuntura tecnológica y poder maximizar recursos para poder dar un paso adelante.   Generar una sociedad que sepa utilizar estas nuevas tecnologías con un fin superador que sea más fructífero que el del solo entretenimiento.  

Si podemos dar cauce a tanta tecnología y educar audiovisualmente a la sociedad estaremos en mejores condiciones para incubar a futuros artistas audiovisuales que sepan trascender nuestra cultura y dar una imagen nuestra al mundo de manera sincera y cabal.