La figura de Margot Robbie creció a un ritmo exponencial en los últimos años en Hollywood de la mano de un par de nominaciones al Oscar y de sus populares roles de Harley Quinn en Escuadrón Suicida y de Sharon Tate, en Había una vez en Hollywood. Pero su inicio en las grandes ligas fue con un papel en la película El lobo de Wall Street donde interpretó a la mujer del personaje principal encarnado por Leonardo DiCaprio. Allí, hizo varias escenas subidas de tono aunque hay una que cruzó un límite: la actriz contó que durante un momento importante del rodaje se sintió acosada.
Si bien la entrevista en la que relató su mala experiencia la dio en 2018, en los últimos días se viralizó otra vez su contenido. Robbie contó en su momento para la publicación Porter que durante la escena en la que su personaje seduce al de DiCaprio en la habitación de su hija había 30 hombres del equipo técnico observando cómo fingía que se tocaba.
“No se nota cuando estás viendo la película, pero en realidad estamos en una habitación pequeña con 30 técnicos todos juntos. Todos eran hombres y durante 17 horas fingí tocarme. Fue algo muy extraño y tuve que evitar tener vergüenza. Fue incómodo y absurdo”, remarcó, acerca de su trabajo en el film de Martin Scorsese de 2013.
En ese reportaje, la actriz, también, reflexionó sobre el movimiento #MeToo que irrumpió a partir de las denuncias de abuso sexual contra el productor Harvey Weinstein en 2017. “No sabía qué constituía acoso sexual hasta el movimiento #MeToo. Tengo veintitantos años (ahora tiene 30), estudios, mi propio negocio y no lo sabía. Eso es una locura. No sabía que podías decir ‘me acosaron sexualmente’ sin que alguien te toque físicamente”, planteó.
En paralelo al recuerdo de esta secuencia también surgió cómo fue la audición de Robbie para el rol dentro del proyecto del director neoyorquino. Scorsese contó que la primera vez que vio a la actriz “se quedó con el papel cuando le dio una cachetada a DiCaprio”.
Sobre eso, Robbie explicó por qué tomó esta decisión durante el casting en un reportaje que le hicieron: “En mi cabeza pensaba: ‘Tienes literalmente 30 segundos y si no haces algo impresionante, no saldrá nada porque es una oportunidad única en la vida; simplemente tómala’. Entonces empiezo a gritarle y él me grita. Apenas puedo seguir el ritmo”, rememoró la actriz.
Luego, amplió: “Me dice, ‘deberías estar feliz de tener un esposo como yo y ahora vení acá y besame’. Así que me acerco a su cara y luego pienso que debería besarlo porque, ¿cuándo más tendré la oportunidad de besar a Leo DiCaprio? Pero otra parte de mi cerebro hace clic y simplemente le pegué en la cara. ‘¡Andá a la mierda!’, le grito. Eso no está en el guion en absoluto. La habitación se quedó en silencio y me congelé”. Ese instante fue el que determinó su futuro en el cine.
A partir de El lobo de Wall Street, Robbie se convirtió en una figura cada vez más requerida por diferentes realizadores, no solo por su imagen popular y su carisma, sino por sus aptitudes actorales. Gracias a su versatilidad logró dos nominaciones al Oscar, por Yo soy Tonya y El escándalo, en medio de otros trabajos que le dieron masividad a su imagen.
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