En la madrugada del pasado 24 de marzo una mujer trans denunció haber sido abusada sexualmente por un grupo de hombres que estaban detenidos junto a ella en la comisaría 3 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
El hecho se dio en medio de una violenta revuelta de 22 detenidos que reclamaban mejores condiciones de detención y ser trasladados a una unidad del sistema penitenciario ya que en dicha comisaría se encontraban hacinados, sin agua y sin baños.
Lo cierto es que de acuerdo a lo que establece la ley la mujer, identificada como K, debió haber sido trasladada a la alcaidía de mujeres. K es oriunda de Ecuador pero vive en la Argentina desde hace siete años. La habían detenido por una supuesta contravención y, según afirmó en diálogo con Maby Sosa para el medio Presentes, la trasladaron a la comisaría cuando el conflicto había escalado.
“Llegué y todas las celdas estaban llenas”, recuerda K en diálogo con Presentes. “A mí me pusieron con dos chicos gays, y los otros estaban todos amontonados en las celdas. No había comida, agua, no había baños. Venían de hacer quilombo todo el día”, agregó.
La mujer recordó que la revuelta comenzó el miércoles, duró todo el jueves y que alrededor de las ocho de la noche del 24 de marzo el clima se puso aún más violento. Alrededor de las 22, los policías apagaron las luces y los presos comenzaron a romper todo. Fue allí cuando, entre otras cosas, gritaron que iban a abusar de la mujer trans.
“Los tipos rompieron los candados y salieron. Yo no me moví de mi celda, era la única trava en esa comisaría. Ellos entraron, me pegaron y amenazaron con cuchillos”, detalla K. Cuando la situación pudo ser controlada por la policía, la mujer avisó que había sido violada y entonces la trasladaron a un hospital de donde luego, salió en libertad.
La zona de la comisaría, ubicada en el barrio porteño de Balvanera, es conocida por K. Es trabajadora sexual en los alrededores y nunca había vivido una experiencia similar. “La policía jode, nos molesta toda la noche y no te dejan trabajar. Pero hay que salir porque entonces, de qué vivo. La única forma de vivir es trabajar en la calle, ganarme el pan”, aseguró en diálogo con Presentes.
“Ahora estoy recuperándome. Es un horror lo que me pasó y sé que tengo que salir adelante, no me queda otra. Pero es común que a nosotras las mujeres trans nos abusen en las cárceles y en las comisarías”, dijo K a Presentes.
Además del abuso que sufrió en la comisaría, K también fue víctima del abuso policial en el momento de su detención ya que no se respetó su identidad de género, protegida por la ley que este año cumple 10 años de vigencia.
“Por un lado está el incumplimiento a la ley de identidad de género, así como también la ausencia de medidas de protección de integridad física para personas trans y travestis que eviten situaciones de abusos y violencias”, explica a Presentes, Josefina Alfonsín integrante del Equipo de Género y Diversidad Sexual de la Procuración Penitenciaria de Argentina.
Aún no se pudo determinar si el personal policial que trasladó a K a la celda donde fue abusada está siendo investigado, cómo sigue la causa y cuál es la cadena de responsabilidades que desencadenaron en este violento episodio.
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