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Caputo desempolva el riesgoso manual de 2017 para cumplir en 2025

En enero de 2025, la Argentina deberá hacer frente a compromisos por unos US$ 5.150 millones en amortizaciones de bonos emitidos durante la reestructuración de deuda del exministro Martín Guzmán. A lo largo de todo el próximo año, los vencimientos de deuda llegan a los US$ 19 mil millones. La experiencia del ministro durante el gobierno de Macri, cuando cerró una megaoperación de toma de deuda en la que intervinieron los grandes operadores financieros globales. Hoy, frente a su jugada más riesgosa.
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El mercado es cobarde. Siempre. Tiene la valentía de un ciervo y la velocidad de una liebre. Y siempre mira tendencias de mediano y largo plazo, más que la coyuntura muy cercana en el tiempo. Los operadores en el escenario local, con pantallas conectadas desde Argentina o el exterior que transpiran las 24 horas, no están mirando tanto los próximos días, semanas o meses, sino, ya, 2025. Concretamente, enero. Según el cronograma de vencimientos que tiene por delante el país, el primer mes del próximo ejercicio habrá que cumplir compromisos por unos 5.150 millones de dólares en amortizaciones por los bonos Bonares y Globales emitidos en octubre de 2020 durante la reestructuración de la deuda comandada por Martín Guzmán. El próximo año, en total, habrá que pagar vencimientos por unos US$ 19.800 millones.

Luis “Toto” Caputo conoce a estos operadores y sus preocupaciones casi más que nadie. Porque, en definitiva, gran parte de su vida fue uno de ellos. Y de los exitosos. Casi con características de leyenda. Sus habilidades de compra, venta y todo lo que hay en el medio en el terreno de los títulos públicos de toda América Latina lo convirtieron durante décadas en uno de los faros del mercado de capitales internacional en referencia a la región. Demandado por los referentes más importantes del mercado de capitales mundial, trabajó en un puñado de bancos de prestigio, donde demostró capacidad, calidad, habilidad y, fundamentalmente, valentía traducida en rendimientos fuertes en sus estrategias de inversión con rentabilidades importantes. En definitiva, lo que importa en ese mundo es ganar dinero. Y Caputo lo logró. Muchas veces apostando a favor de las emisiones de deuda de los países de la región. Y a veces en contra. Y está bien. Nada que reprochar. De eso se trata ese mundo “trader”.

Ahora, por segunda vez, tiene una experiencia del otro lado del escritorio, teniendo la oportunidad de conducir gran parte de la política económica, monetaria, fiscal y financiera del país. Y con la novedad de tener enfrente a “traders” muy enojados con su visión de la realidad. Excolaborades suyos, algunos incluso amigos, que ahora amenazan con apretar los malditos botones de venta en sus pantallas, lo que podría provocar una tormenta ingobernable en la estrategia del ministro. Nada que Caputo no sepa, no conozca o que, incluso, no haya realizado en sus años de “trader gold”.

Con esa expertise, el ministro trata de traducir el pensamiento de quienes tiene enfrente, enojados y dudosos, y reconvertir la mala hora en una tendencia positiva. Es quien entiende más que nadie la preocupación de mediano plazo. Y por eso está pensando en ese peligroso enero 2025, cuando Argentina deberá pagar vencimientos de deuda a privados por unos 5.100 millones de dólares. Una enormidad de dinero que el país no tiene. Ni tendrá. Hay que inventarlos. Y, sabiendo cómo piensan los operadores con la mira en ese mediano plazo, hay que hacerlo ya. Y con un riesgo país navegando en  los 1.500 puntos básicos según el índice del J.P. Morgan, lo que prohíbe cualquier tipo de colocación de deuda clásica en los mercados voluntarios internacionales.

Luis Caputo y el dólar
Luis Caputo.

Caputo desempolvó su manual de estilo 2017, cuando era ministro de Finanzas, y en enero de ese año (que se demostraría luego el mejor del gobierno de Mauricio Macri, al menos en términos político-económicos) cerró una megaoperación de toma de deuda por unos US$ 6 mil millones, ejecutando un Programa Financiero Anual que llevó al país a un nivel de reservas de casi US$  46 mil millones. Reales. Intervinieron grandes operadores del mercado financiero mundial, como el Santander, el BBVA, Citi, Deustche Bank, HSBC y el J.P. Morgan, que  aportaron unos mil millones de dólares cada uno en lo que se llamó un “adelanto” de deuda para eventuales futuras colocaciones para cuando el mercado estuviera tranquilo y la política de crecimiento y desarrollo del gobierno de Macri se hubiera concretado. Eran tiempos de promesas de segundos semestres y brotes verdes. Algo que, finalmente, no terminó de suceder, con lo que esa colocación (proyectada para un total de 20 mil millones finales) terminó cerrándose en esos 6 mil millones de dólares y dinero que luego formó parte de los fondos reestructurados en octubre de 2020 durante la renegociación de pasivos de Martín Guzmán en el gobierno de Alberto Fernández. Aquella colocación con plazo de devolución a 18 meses con una tasa del 3,8% anual, fue enmarcada en los términos del mecanismo REPO (Repurchase Agreement), un esquema de garantía de depósito a cambio de un préstamo temporal de corto plazo, destinado a casos donde el currículum del demandante no es el mejor.   

Era el caso de la Argentina en ese 2017, cuando la garantía del préstamo fueron los Bonar 24, unos títulos que liquidaban una tasa equivalente a la Libor más 290 puntos básicos y que en ese momento eran bastante respetados. Luego cayeron en la reestructuración de 2020. Curiosamente, deberían haber sido rescatados (pagados) este año.

Caputo ahora vuelve a la carga. Con otro REPO. Y con el ya famoso oro enviado a Londres por un total aproximado de US$ 450 millones. La idea de Caputo es conseguir con esa garantía un nuevo REPO por un piso de US$ 2.500 millones y un total de US$ 5 mil millones, que cubran todos los vencimientos de enero de 2025. Y despejen las principales dudas que generan en los mercados las amenazas de tormenta del mediano plazo. El ministro planifica así, con ahínco, su jugada más arriesgada desde que llegó al Gobierno. Sabe Caputo que necesita sí o sí despejar las dudas de enero de 2025 para tranquilizar a los operadores financieros más ambiciosos y preocupados por sus tenencias, para así poder tener el panorama despejado para su desafío máximo: abrir el cepo. Sabe el ministro que no puede pensar en aperturas de las trabas de acceso al dólar, una condición indispensable si el Gobierno quiere que la economía crezca, sin despejar las dudas sobre si se pagarán o no los vencimientos de deuda más acuciantes: los de enero 2025. Y esto es lo que hará con el nuevo REPO. La operación va en paralelo con la captura ya de unos US$ 2.500 millones que, según declaró el propio Ministerio de Economía y reconfirmó el propio Javier Milei, del depósito en un banco de Nueva York de una cantidad de dinero similar, pero en títulos públicos. La idea es que antes de fin de año (lo más rápido que se pueda) mostrar ante los excolegas de Caputo que está disponible todo el dinero necesario para sortear enero de 2025, la gran bestia financiera que amenaza el mediano plazo financiero del gobierno de Milei.

Queda solo un reparo para especialistas. Tanto el oro en Londres como los bonos depositados en Nueva York están en la mira de los múltiples acreedores que tienen sentencias favorables en los juicios que se le hacen al país en los tribunales de los Estados Unidos e Inglaterra. Está descartado que habrá algún intento de avance y reclamos ante la Justicia para avanzar con embargos. Lo saben los mercados y, se supone, también el Gobierno. Y se descarta que se habrán tomado todos los recaudos del caso. Si así no fuera, sería imperdonable. Económica y políticamente hablando.

Fuente Perfil