Las últimas peleas que libró el gobierno de Javier Milei en la Cámara de Diputados abrieron una grieta en la UCR que podría derivar en una ruptura oficial del bloque la próxima semana por un reclamo interno para que sean expulsados los cinco radicales más alineados con el oficialismo, un cambio que alteraría el escenario parlamentario que el Presidente intenta por estos días moldear a su favor.
Días atrás, la bancada que preside Rodrigo de Loredo se reunió para tratar de evitar la ruptura. Los diputados Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol, Pablo Cervi y Federico Tournier -cuestionados por su apoyo al veto de Milei a la Ley de Financiamiento Universitario y al aumento de las jubilaciones a contramano del resto del bloque- no participaron, pero igualmente la reunión fue tensa.
El grupo alineado con Facundo Manes y con Martín Lousteau, presidente del Comité Nacional de la UCR, dejó un ultimátum: si para el martes los «cinco libertarios» -como los llaman- no se van del bloque por voluntad propia o expulsados, se irán ellos y armarán una bancada «sin infiltrados de Milei», según advirtieron. «La convivencia es insostenible», señalaron a iProfesional en ese sector.
Sin embargo, la situación se agravó en las últimas horas porque los cinco diputados de la discordia no solo dieron a entender a sus colegas que no tienen pensado irse, sino que además pusieron condiciones para firmar un documento de «disciplina partidaria», que se propuso para tratar de aplacar los ánimos. Finalmente, ocurrió todo lo contrario.
«Lo plantearon en el chat del bloque y se armó una estampida», señalaron fuentes del radicalismo a iProfesional. En esa línea, consideraron que «lo más lógico» sería que los echen, pero reconocen que es lo menos posible. De Loredo y los gobernadores, con el mendocino Alfredo Cornejo a la cabeza, no quieren. En ese contexto, en el sector de Lousteau y Manes dicen que ahora es mucho más probable que «el miércoles se arme un nuevo bloque».
Efecto Javier Milei: ¿por qué el bloque de la UCR en Diputados quedó al borde de la ruptura?
Entre los 33 diputados de la UCR nunca hubo una mayoría dispuesta a votar la expulsión de los cinco díscolos cercanos al Gobierno. Dado que la decena de legisladores más críticos de Milei no quiere convivir con ellos, en la última reunión al diputado Julio Cobos se le ocurrió una alternativa para salir del conflicto por arriba: hacerles firmar a los filo libertarios un «compromiso de disciplina partidaria».
La idea Cobos, según las fuentes consultadas, era que se irían solos al negarse a firmar el documento. En el sector de Manes y Lousteau consideraron que esto no daría resultado. «No se van a ir porque a Milei les sirven adentro», evaluaron. Por eso decidieron dar una semana de plazo para ver si los cinco filo libertarios realmente se irán: el martes.
Sin embargo, la respuesta del grupo de Campero, Arjol, Picat, Tournier y Cervi a la propuesta de Cobos los encolerizó. Según las fuentes consultadas, aceptaron firmar el documento, pero exigieron agregar tres cláusulas: que todo lo que vote el radicalismo contemple el «déficit cero» que plantea Milei; tener libertad de acción de cara a las elecciones 2025 y que el bloque siempre obedezca a lo que piden los gobernadores del partido.
Todos estuvieron de acuerdo con el tercer punto pero los otros dos generaron un escándalo en el grupo de Whatsapp del bloque. «Parecen redactados por Karina Milei», comentan con picardía en algunos despachos radicales de Diputados. Esto llevó a que el sector de Manes y Lousteau hoy esté más convencido de abandonar la bancada de De Loredo y armar un nuevo bloque, que tendría entre 10 y 13 diputados.
Otra crisis para la UCR: ¿qué podría cambiar en la Cámara de Diputados?
La ruptura podría agravar la crisis que atraviesa el partido por la pelea de fondo, en la que Lousteau plantea un perfil de oposición más intransigente mientras que los gobernadores y dirigentes como De Loredo quieren ser más negociadores. El nuevo bloque quiere reclamar el sello «UCR», es decir, que los reconozcan como la bancada oficial del radicalismo.
En ese sentido, tienen a favor que Lousteau preside el Comité Nacional. No sería raro que salga de allí un comunicado con es reconocimiento, pero fuentes del partido señalaron a iProfesional que no sería acompañado por la mayoría, dado que los gobernadores también tienen votos en esa mesa de decisión.
De esta forma, sería algo apenas testimonial, aunque agregaría más tensión a un partido que ya está crisis. La línea interna de Lousteau perdió las elecciones para la conducción de la UCR bonaerense, pero denunció «fraude» y va camino a judicializar el resultado.
Pero el impacto más importante se daría sobre el mapa de la Cámara de Diputados porque el bloque que encabeza De Loredo y donde más tallan los gobernadores (que son en definitiva los que negocian ley por ley con el gobierno de Milei) perderá legisladores de una forma u otra: si se van los filo libertarios serán cinco y si no serán los casi 13 del sector Lousteau-Manes.
Si bien las posturas políticas de cada sector probablemente no cambien mucho respecto de la actualidad, la división volvería más compleja la dinámica parlamentaria. Por empezar, afectaría la integración de las comisiones, que se define según la cantidad total de diputados que tiene cada bloque en el pleno. La UCR de De Loredo, más proclive a buscar acuerdos con el Gobierno, podría perder lugares.
Javier Milei recibe a gobernadores: ¿afianzará sus alianzas parlamentarias?
Ese reordenamiento podría complicar a Milei, que para aprobar una ley o resistir las que impulsa la oposición necesita apoyo de otros bloques en todas las instancias de la tarea parlamentaria, incluida la del debate en comisiones.
Igualmente, las consecuencias para el oficialismo son muy relativas. Y es que, en rigor, Milei ya dividió a la UCR y generó fisuras también en otros bloques -incluido el peronismo- y eso ha jugado a su favor hasta ahora: logró sostener dos vetos. Además, por estos días intenta consolidar las alianzas circunstanciales que le permitieron ganar en las últimas votaciones.
El Presidente invitó a cenar en Olivos el próximo lunes a los gobernadores Gustavo Sáenz (Salta) y Hugo Passalacqua (Misiones), ambos de partidos provinciales independientes, y también a los peronistas Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca). Los diputados que responden a esos mandatarios dieron un apoyo clave al veto contra la Ley de Financiamiento Universitario.
El Gobierno dejó trascender que el mandatario quiere agasajarlos para agradecerles ese acompañamiento, así como lo hizo con los 87 diputados que lo ayudaron a defender el veto anterior. Entre esos «héroes», como los llamó, estaban los cinco diputados radicales que desataron la crisis en el bloque UCR.
Sin embargo, la invitación también parece un intento de blindar esa base de apoyo mínimo que logró el oficialismo en Diputados, ahora con un ojo puesto en la aprobación del Presupuesto 2025 y el bloqueo de la iniciativa opositora para limitar los decretos de necesidad y urgencia (DNU). El jueves ya hubo también un guiño al PRO, al designar en como secretaria de Energía a María Tettamanti, recomendada por Mauricio Macri.
Javier Milei busca así afianzar las alianzas que le permitieron ganar dos pulseadas muy difíciles en la Cámara de Diputados, mientras el bloque de la UCR atraviesa una crisis que podría derivar en una ruptura formal como resultado de esos mismos movimientos tácticos que ejecuta el Gobierno hace algunas semanas para sortear la desventaja de no tener mayoría propia. Las consecuencias prácticas de ese quiebre del radicalismo, si ocurre, empezarán a verse en la próxima sesión.
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