La conmemoración por el Día de la Lealtad peronista expondrá este lunes las divisiones existentes en el sindicalismo y también en el Frente de Todos. Mientras el sector de Pablo Moyano y el kirchnerismo harán un acto callejero en la Plaza de Mayo que promete ser masivo y la CGT se recluirá en Obras Sanitarias para lanzar su espacio político para las próximas elecciones, Alberto Fernández y la nueva ministra de Trabajo, Raquel “Kelly” Olmos, no habían sido invitados a ninguna de las evocaciones.
La discordancia en la central obrera, la principal convocante para la fecha por antonomasia del calendario peronista, es apenas la cristalización de una división interna nunca zanjada pese a la voluntad unionista de la conformación del actual Consejo Directivo y el triunvirato de líderes, que data de noviembre pasado: los “gordos” de los grandes gremios de servicios, los “independientes” de buena llegada a todos los gobiernos y el sector de Luis Barrionuevo, preocupados por asegurarse protagonismo y candidaturas para el año que viene, y el espacio de Moyano, la Corriente Federal de Sergio Palazzo y la CTA de Hugo Yasky, urgidos por el deterioro de las condiciones económicas y su impacto en los asalariados.
Si algo unifica a ambos sectores de la CGT es su indiferencia respecto de Alberto Fernández, quien paradójicamente provocó la última gran crisis en el seno de la organización cuando les ofreció una cena a los “gordos” y a los “independientes” en Olivos y marginó a Pablo Moyano. Para los sectores tradicionales el andar errático del mandatario, su pérdida de peso en el Frente de Todos ante Cristina de Kirchner y Sergio Massa y, por último, la decisión unilateral de ubicar a Olmos en reemplazo de Claudio Moroni en Trabajo determinaron un distanciamiento y la determinación de encarar el proceso electoral por sí mismos, con independencia de los socios mayoritarios de la coalición.
La oportunidad cayó como anillo al dedo al gastronómico Barrionuevo, por años apartado de los espacios de poder en el PJ y actual impulsor del denominado “Movimiento Nacional Sindical Peronista”. El dirigente, al que el primer kirchnerismo convirtió en un paria a partir de 2003 luego de que su sector recibiera con huevazos en Catamarca a Cristina de Kirchner, transitó el período hasta 2015 en un virtual ostracismo y luego se mostró en un puñado de ocasiones, como cuando admitió haber presionado a un testigo judicial contra el kirchnerismo y durante el cuatrimestre en el que la jueza María Servini lo nombró al frente de una breve intervención del Partido Justicialista.
Por su parte, imposibilitado de romper con la hegemonía de “gordos” e “independientes” en la CGT, el sector de Pablo Moyano trabó una alianza con el kirchnerismo para exhibir poder de movilización el lunes en la Plaza de Mayo. Lo harán junto a la Corriente Federal, un espacio bendecido electoralmente por Cristina de Kirchner junto a la CTA de Hugo Yasky. Ese día también marchará la CTA Autónoma, del visitador médico Ricardo Peidró y el estatal nacional Hugo “Cachorro” Godoy. En lo discursivo el bloque presentará la movilización como un acto de defensa del Gobierno nacional pero desde el mismo espacio son crecientes los señalamientos en contra del rumbo económico.
Ayer los organizadores del acto ofrecieron una conferencia de prensa en una biblioteca del sindicato de Camioneros. Estuvieron, además de Pablo Moyano, el ministro de Desarrollo bonaerense y referente de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque, Taty Almeyda, dirigente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y los líderes de las dos versiones de la CTA, entre otros. Luego de haber ofrecido una fría recepción a la nueva ministra de Trabajo, a quien le recordó su pasado menemista, el hijo mayor de Hugo Moyano optó en la rueda de prensa por focalizarse en la oposición: “más allá de las posibles diferencias vamos a defender a nuestro gobierno hasta el último día de su mandato, y más teniendo en cuenta que enfrente está este personaje siniestro (por Mauricio Macri) que nos gobernó cuatro años y que provocó la profunda crisis que hoy sufren millones de argentinos”.
Fuente Ambito
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