El presidente Alberto Fernández recibió en la Quinta de Olivos a parte de los dirigentes de la «mesa chica» de la CGT para analizar la situación política y económica actual, además del curso de las paritarias y la posibilidad de un bono de fin de año.
El encuentro organizado por el jefe de Estado durante el fin de semana se dio en momentos de una profundización de algunos conflictos sindicales, como es el caso de los trabajadores agrupados en el gremio del neumático.
Según supo NA, durante la cena se debatieron los pasos a seguir en materia de paritarias y conservación del poder adquisitivo en medio de la preocupación por el alza inflacionaria que no cede.
En ese sentido, los principales referentes de la CGT insisten en que el Gobierno no debe otorgar una suma fija para aumentar los salarios, aunque no se oponen a la posibilidad de que a fin de año se otorgue un bono. Ese punto es analizado por el ministro de Economía, Sergio Massa.
Además, estuvo presente sobre la mesa el conflicto del neumático y la preocupación de los gremios por su extensión en el tiempo.
Por la central obrera asistió una pequeña, pero influyente delegación, integrada por los miembros del triunvirato Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de servicios), representantes de grandes gremios como Andrés Rodríguez (UPCN) y Gerardo Martínez (UOCRA), además de José Luis Lingeri (Obras Sanitarias).
El restante integrante del triunvirato, el camionero Pablo Moyano, en tensión con el resto de la conducción cegetista, no participó. «Creo que no lo invitaron», deslizó a NA un hombre del entorno del hijo de Hugo.
Los dirigentes sindicales volvieron a ratificar ante el mandatario nacional su postura de que las paritarias deberán seguir abiertas para al menos empatar la inflación acumulada, que sigue sin dar tregua y que todo indica que terminará el año en torno al 100 por ciento.
En medio de la escalada de precios, el Gobierno dejó entrever semanas atrás la posibilidad de implementar un bono de emergencia para todos los asalariados privados.
La idea es aceptada por las corrientes sindicales cercanas al kirchnerismo, pero no es bien vista por la conducción de la CGT, que cree que esos mecanismos a la larga no sirven para que el bolsillo pueda recuperar terreno frente a la inflación.
Los popes cegetistas prefieren como «mal menor» que se mantenga el actual esquema de «paritarias permanentes» en la que los gremios negocian actualizaciones cada tres o cuatro meses en promedio.
«Las paritarias están vigentes», dijo Daer al ingresar a la Quinta de Olivos, al insistir en su rechazo al otorgamiento de una suma fija.
De esta forma, algunos sindicatos con poder de fuego pueden equipararse al alza de precios, aunque tanto Gobierno como sindicalistas son conscientes de que una gran porción de trabajadores como los informales, cuentapropistas o monotributistas irremediablemente se verán superados por el ritmo de los precios.
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