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Israel y Palestina: Miles de años de una historia de conflictos territoriales, religiosos y de sangre.

Por Emilio Javier Sialle Analista en Comercio Internacional
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Hace un par de días Hamás atacó a Israel por aire y por tierra.
Cientos de misiles cayendo por todo Israel y ataques desmedidos en la frontera sur. Los civiles y las fuerzas israelitas de defensa fueron totalmente sorprendidas por esta incursión militar del grupo islámico que dejó un saldo de más de 1.100 muertos.
Israel por su parte reaccionó con un bombardeo constante sobre la franja de Gaza, matando a miles de Palestinos que se encuentran en ese territorio.
Una triste historia que parece no tener ningún fin.
Por citar solo a la película Cruzada, film épico que nos cuenta y muestra que la Jerusalén sagrada es disputada por los musulmanes, judíos y cristianos.
Una guerra eterna ideológica, basada en sangre, religión y territorio, en dónde todas las partes defienden sus razones y verdades.
Despues de siglos seguimos dónde todo empezó, estamos en un enclave incierto y en un futuro poco prometedor.

Puntos irreconciliables:

-El territorio es disputado históricamente por las dos naciones.
-Para el pueblo Palestino, Israel es una nación invasora.
-Para Israel, los refugiados Palestinos se asientan no solo sobre la Franja de Gaza, si no que también ocupan territorios de su frontera.
-El Corán y el Torá (biblias de ambos pueblos),les dice que el terreno que habitan es sagrado y pertenece al reino de los cielos.

La Historia infinita

La región de Palestina, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo, considerada sagrada para musulmanes, judíos y católicos, pertenecía por aquellos años al Imperio Otomano y estaba ocupada mayormente por árabes y otras comunidades musulmanas. Pero una fuerte inmigración judía, fomentada por las aspiraciones sionistas, comenzaba a generar resistencia entre las comunidades.
Alentado por el antisemitismo que sufrían los judíos en Europa, a comienzos del siglo XX tomó fuerza el movimiento sionista, que buscaba establecer un Estado para los judíos.
Tras la desintegración del Imperio Otomano en la 1era Guerra Mundial, Reino Unido recibió un mandato de la Liga de Naciones para administrar el territorio de Palestina.
Pero antes y durante la guerra, los británicos habían hecho diversas promesas a los árabes y a los judíos que luego no cumplieron, entre otros motivos porque ya se habían dividido Medio Oriente con Francia.
Esto provocó un clima de tensión entre nacionalistas árabes y sionistas que desencadenó en enfrentamientos entre grupos paramilitares judíos y bandas árabes.
Tras la 2da Guerra Mundial y el Holocausto, aumentó la presión por establecer un Estado judío. El plan original contemplaba la partición del territorio controlado por la potencia europea entre judíos y palestinos.
Después de la fundación de Israel el 14 de mayo de 1948, la tensión pasó de ser tema local a asunto regional.
Al día siguiente, Egipto, Jordania, Siria e Irak invadieron este territorio. Fue la primera guerra árabe-israelí, también conocida por los judíos como guerra de la independencia o de la liberación. Tras el conflicto, el territorio inicialmente previsto por las Naciones Unidas para un Estado árabe se redujo a la mitad.
Para los palestinos, comenzó la Nakba, la llamada «destrucción» o «catástrofe»: el inicio de la tragedia nacional. 750.000 palestinos huyeron a países vecinos o fueron expulsados por tropas judías.
En 1956, una crisis por el Canal de Suez enfrentaría al Estado de Israel con Egipto, que no sería definida en el terreno de combate sino por la presión internacional sobre Israel, Francia e Inglaterra.
Los combates sí tendrían la última palabra en 1967 en la Guerra de los Seis Días. Lo que ocurrió entre el 5 el 10 de junio tuvo consecuencias profundas y duraderas a distintos niveles. Fue una victoria aplastante de Israel frente a una coalición árabe. Israel capturó la Franja de Gaza y la península del Sinaí a Egipto, Cisjordania (incluida Jerusalén Oriental) a Jordania y los Altos del Golán a Siria. Medio millón de palestinos huyeron.
El último conflicto árabe-israelí sería la guerra de Yom Kipur en 1973, que enfrentó a Egipto y Siria contra Israel y le permitió a El Cairo recuperar el Sinaí (entregado completamente por Israel en 1982), pero no Gaza.
Seis años después, Egipto se convierte en el primer país árabe en firmar la paz con Israel, un ejemplo solo seguido por Jordania.

Hoy, en la actualidad, los organismos internacionales pugnan por la paz para evitar una escalada bélica entre los demás países musulmanes que apoyan a Palestina y los aliados historicos de Israel, EEUU y algunos países de Europa.
El arcoiris de la humanidad se está apagando, los actores del odio toman un protagonismo brutalmente visible, mientras las almas inocentes de la guerra piden paz, el mundo abre nuevos frentes bélicos con un final reservado y sin destino alguno.