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La recta final

Por Contra Mitre
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Pasó el debate. Que sirvió para mostrar la supina ignorancia del antes aullante y ahora adormecido candidato liber(o)tario¹. Como su mayor temor (y el de los que lo manejan en las sombras) era reaccionar -como es su costumbre-con gritos y con insultos, lo aplacaron tanto que solo atinó a balbucear mientas su oponente lo acribillaba a preguntas por sí o por no. Desorientado, sacó a la luz su tremendo desconocimiento de cómo funciona un gobierno. Claro, si su única propuesta parece ser la destrucción del Estado.

Vamos a eso. Dice el Diccionario de la Real Academia Española que Estado es un «país soberano, reconocido como tal en el orden internacional, asentado en un territorio determinado y dotado de órganos de gobierno propio», o una «forma de organización política, dotada de poder soberano e independiente, que integra la población de un territorio», y también el «conjunto de los poderes y órganos de gobierno de un país soberano».

A su vez, la Convención de Montevideo sobre los derechos y deberes de los Estados define como rasgos que caracterizan a un Estado la población permanente, el territorio determinado, el gobierno y la capacidad de entrar en relaciones con los demás Estados (art. 1, 26-12-1933).

Con esas definiciones y características, queda claro que el pelucón desquiciado lo que pretende es reducir la población, desintegrar el territorio, eliminar todas las potestades de un gobierno (excepto la represión, tema sobre el cual volveremos) y no entrar en relaciones con un buen número de Estados. Justamente aquellos que constituyen, hoy por hoy, los principales socios comerciales de la Argentina.

En relación a esto último, uno de los más grandes disparates fue la afirmación de que el comercio internacional estaría en manos de los privados, sin intervención de los Estados. O sea, chau Organización Mundial del Comercio, basta de regulaciones fitosanitarias, nada de políticas arancelarias. Para graficarlo de la manera más simple y grosera posible, tal propuesta significa que el puestero de panchos de la estación Haedo deberá pedirle a Lula permiso para vender sus salchichas en Recife. Con cuidado, eso sí, porque al candidato no le gustan nada los comunistas. Y Lula (como la gran mayoría de habitantes de este planeta) entra en esa calificación, de acuerdo a los parámetros del motosierrista.

Mientras que su oponente desgranaba veintidós propuestas concretas -la mayoría de ellas relativa a la educación pública- al adormilado melenudo -que usó cincuenta y cinco veces la muletilla «digamos»- solo se le ocurrió confundir a las fuerzas armadas con las fuerzas de seguridad, equiparar a la guerra de Malvinas con un partido de fútbol (para peor, cambiándole la nacionalidad a Johan Cruyff), y reafirmar su admiración por Margaret Thatcher, la misma que ordenó hundir al General Belgrano fuera de la zona de exclusión, causando la muerte de cientos de argentinos.

Eso sí, como sus entrenadores le machacaron la idea de que no insultara a las mujeres, para satisfacer su misoginia y su machirulismo solo se le ocurrió agredir no muy veladamente a la mujer de su oponente. Al día siguiente nos enteramos de los por qué de su comportamiento errático: nos aclaró que oía toses (que ningún otro de los asistentes a la Facultad de Derecho escuchó) y que se distrajo pensando en qué hacia Wado de Pedro con su celular. Los memes que rápidamente reprodujeron las redes sociales esbozaron otra teoria: no pudo escuchar los consejos de Conan (su perro muerto y clonado) pero no por las toses imaginarias sino porque el pobre can no le perdonó que ahora lo maneje un gato.

Tanto desastre acumulado obligó hasta a los columnistas de la Tribuna de Doctrina a reconocer que su candidato habia perdido el debate. Pero eso no los privó de salir al rescate con las mismas armas de siempre: desinformación, noticias falsas, discursos de odio. El conductor de LA NACIÓN+ Luis Novaresio, con la falta de fundamentos que caracteriza sus intervenciones, dio por buenas las excusas del pelucón: «Ellos inventon la inflación y niegan formar parte del Gobierno, mirá si no te van a toser», y agregó «Contrariamente a lo que todos creiamos, entre los que me cuenta, el arrollador modo de Sergio Massa no consiguió el único objetivo que se planteó Javier Milei, que era no socorse», lo que equivale a decir que Massa no consiguió que Milei no se sacara. Antes los periodistas sabian hablar y escribir, sin contradecirse a cada paso. Su compañera de pantalla, Débora Plager, optó por el empate: «Si me abstraigo un poco, la conclusión del debote es que uno salió airoso porque no se puso loco, y el otro salió airoso porque no tuvo que explicar el 130% de inflación que le pertenece. ¡Qué pobreza!»?

Pobreza es lo que desparraman los medios de los Mitre-Saguier (¿y Macri?). Como no tienen nada bueno que decir de su candidato, recaen en viejas prácticas y hablan de las causas que supuestamente complican al odiado kirchnerismo y al candidato de Unión por la Patria. «La fiscal Betina Lacki pidió al juez de La Plata Federico Atencio que dicte la prisión preventiva del puntero del PJ Julio Chocolate Rigau en un indicio de que tiene un caso como para llevarlo a juicio por asociación ilícita y fraude contra la administración pública. Al mismo tiempo, la ONG Poder Ciudadano, que es querellante en la causa, pidió la detención del concejal massista Facundo Albini (Frente Renovador) y de su padre Claudio Albini, subdirector de personal de la Cámara de Diputados bonaerense, acusados de integrar esa asociación ilícita», dice una nota. Adivinen el por qué del apuro.

Otra cuenta que «la Coalición Civica (CC) presentó una denuncia penal contra Malena Galmarini, presidenta de AySA, y contro Mauricio Filiberti, dueño de Transclor SA. Filiberti es uno de los empresarios amigos del candidato a presidente y actual ministro de Economia, Sergio Massa, marido de Galmarini. La CC pidió que se los investigara por una contratación supuestamente plagado de irregularidades y los acusó de los delitos de fraude a la administración pública y violación de los deberes de funcionario». Lo raro del caso es que ya existe una causa anterior por este tema, y que la empresa entregó toda la documentación que le fue requerida sin que haya existido pronunciamiento alguno que corrobore la existencia de algún delito. Aunque con los jueces de Comodoro Py nunca se sabe.

Carlos Pagni esboza una curiosa tesis: que el que se desempeñó mejor durante el debate no es necesariamente el que lo ganó. Una contradicción que trata de explicar con ejemplos diversos: los debates de Felipe González y José María Aznar (España, 1993) y de Raúl Baglini y José Octavio Bordón (Mendoza, 1987), en los que los que supuestamente mejor se desempeñaron (González y Baglini) fueron derrotados por sus oponentes. Más tarde cuenta que «Seguramente esta semana vamos a ver bastante a Victoria Villarruel porque en el equipo de Milei han decidido que dado que hizo, según ellos, un buen papel delante de Agustin Rossi en el debate de los vicepresidentes en TN, de la semana pasado, debe exponerse más en el tramo final». Y cierra con un mensaje pesimista: «La crisis está y la crisis sigue. Del mismo modo que si gana Milei, que sigue apostando a una idea de dolarización, que el mercado la entiende como un repudio al peso. Ese repudio, de acelerarse más, aumentaria los niveles de inflación en grados que no conocemos. Este es el horizonte oscuro que se le presenta a la vida material de los argentinos y es un horizonte que seguramente el debate no logró ni de lejos iluminar siquiera un poco».

Al menos en algo Pagni acertó. La apologista de la dictadura genocida apareció con todo: fiel a su costumbre, declaró que «Un predio como el de la ESMA, son 17 hectáreas que podrían ser disfrutadas por todo el pueblo argentino, sobre todo porque en su momento estaban destinadas a ser escuelas, y lo que más necesitamos son escuelas». Como siempre, sus palabras encierran una falsedad. En el predio de la ESMA funcionaban las escuelas de la Armada, que al ser convertido en el Espacio para la Memoria y para la promoción de los Derechos Humanos fueron trasladadas a un nuevo terreno. Para ser claros: las escuelas siguen, y la ESMA pasó de ser el recuerdo vivo el terror más abyecto a ser un sitio de esperanza, a punto tal que la UNESCO declaró a su Museo como Patrimonic d Humanidad.

Quienes visitan el predio aprenden sobre nuestro pasado y se previenen contra un future como el que desearia Villarruel, que agregó, siempre en el mismo tono, que «el área de Derechos Humanos ha sido un verdadero agujero negro para la entrega de subsidios, bienes del Estado, e indemnizaciones». Lo cual es otra de sus mentiras. El Estado debe cumplir con el deber de reparar los daños que causaron quienes usurparon el gobierno y lo transformaron en un Estado terrorista. Como el padre y el tio de la candidata. De los genocidas es la responsabilidad, no de la democracia.

Lo último de la apologista del terror estatal fue una nueva embestida contra la ley de interrupción voluntaria del embarazo. «Definida como ‘provido’ cuestionó los alcances de la normativa». Lo dijo sin ningún pudor, cuando se la pasa alabando a la muerte y al horror. Si estuviera a favor de la vida, repudiaría a la dictadura a la que tanto elogia.

En fin. Estamos en la recta final. Todo está claro, las cartas están jugadas y lo único que resta es que el pueblo ejerza su derecho soberano a elegir al futuro mandatario y lo haga en defensa de los derechos conquistados que otros piensan arrasar. En memoria de los caidos por Malvinas y de las victimas de la dictadura genocida. Para que exista un futuro, sin duda duro y complejo. Pero para que nunca más vuelva el pasado tenebroso. Que así sea.