A Reino Unido y la Unión Europea les quedan apenas unas horas para navegar por el estrecho camino hacia un acuerdo comercial que evite un colofón turbulento a la crisis de Brexit en menos de dos semanas, según dijo el viernes el jefe negociador de la UE, Michel Barnier.
A medida que las conversaciones se aproximan al final, ambas partes exigen al otro lado que haga concesiones, en medio de una ráfaga de mensajes a menudo contradictorios que dicen, con diferentes matices, que el acuerdo es posible, que el acuerdo está complicado o que el acuerdo es inminente.
Un acuerdo garantizaría que el intercambio de mercancías que constituye la mitad del comercio anual entre la UE y el Reino Unido, por un valor total de casi un billón de dólares, permanecería libre de aranceles y cuotas después del 31 de diciembre.
“Es el momento de la verdad”, dijo Barnier al Parlamento Europeo en Bruselas. “Hay una posibilidad de llegar a un acuerdo, pero el camino hacia tal acuerdo es muy estrecho.”
“Nos encontramos en una situación muy seria y grave”, dijo Barnier. “Nos queda muy poco tiempo, solo unas pocas horas para trabajar en estas negociaciones de manera útil si queremos que este acuerdo entre en vigor el primero de enero.”
La libra esterlina, que ha oscilado al ritmo de las noticias entorno al Brexit durante cinco años, caía un 0,5% frente al dólar americano, hasta 1,3513 dólares, revirtiendo la mayor parte del avance del jueves.
“SITUACIÓN GRAVE”
El primer ministro británico Boris Johnson dijo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una llamada el jueves, que las conversaciones se encontraban en una “situación grave” y que ahora parecía muy probable que no se llegara a un acuerdo a menos que la posición de la UE cambiara sustancialmente.
Von der Leyen dijo que se habían hecho progresos, pero que salvar la brecha en algunas áreas, especialmente en la pesca, sería “muy difícil”.
Si bien Barnier dijo que las partes se esfuerzan por llegar a un acuerdo, también añadió que el bloque de 27 naciones no firmaría un acuerdo que socavara su preciado mercado único de 450 millones de consumidores.
Barnier dijo que la UE necesitaba ser capaz de imponer barreras comerciales si el Reino Unido cambiaba sus regulaciones para ofrecer productos con unos estándares inferiores en el mercado del bloque.
En cuanto a la pesca, Barnier dijo que el bloque también quería ser libre de tomar represalias, restringiendo el acceso al mercado de la UE a los productos pesqueros del Reino Unido si el país expulsaba a los barcos europeos de sus aguas.
“Ahí es donde llegamos a uno de los temas más difíciles en este momento. La pesca es parte integral de la relación comercial”, dijo Barnier, quien agregó que no sabía si las conversaciones darían lugar a un acuerdo o no. “Tenemos que estar preparados para todas las eventualidades”.
Johnson, el rostro de la campaña a favor del Brexit en el referéndum de 2016, tendrá que decidir en última instancia si acepta el acuerdo que le ofrece la UE o se arriesga al caos económico y al aplauso político interno que provocaría salir del bloque dando un portazo.
Reino Unido se unió a la UE en 1973 y se retiró formalmente el 31 de enero. Desde entonces, se encuentra en un período de transición en el que las normas sobre el comercio, los viajes y los negocios permanecen inalteradas.
Si no se llega a un acuerdo sobre el comercio de mercancías, se producirán turbulencias en los mercados financieros, las economías europeas sufrirán daños, las fronteras se resentirán y se sembrará el caos en las delicadas cadenas de suministro que se extienden por toda Europa y más allá de sus fronteras.
El ministro británico Michael Gove situó el jueves las posibilidades de conseguir un acuerdo en menos del 50%. También dijo que las conversaciones podrían continuar hasta después de Navidad.
Johnson presenta el Brexit como una oportunidad para construir una economía totalmente independiente que sería mucho más ágil que la de sus competidores, y por lo tanto no quiere estar atado a la órbita de la UE y sus reglas en los años venideros.
Las potencias de la UE temen que Londres quiera lo mejor de ambos mundos: acceso preferencial a los mercados de la UE, manteniendo al mismo tiempo la ventaja de establecer sus propias reglas. Según la UE, esto socavaría un proyecto que ha tratado de unir a las naciones de Europa, destruidas por la Segunda Guerra Mundial, en una potencia comercial mundial.
Fuente Agencia Reuters
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