El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciará este jueves que millones de empleados públicos federales deberán mostrar que están vacunados o, de lo contrario, someterse a testeos periódicos, restricciones de viajes, distanciamiento social y uso de tapabocas, en medio de un rebrote nacional de coronavirus causado por la variante Delta.
Un funcionario que pidió no ser identificados enfatizó que las nuevas reglas no suponen la obligatoriedad de vacunarse para los empleados federales y que quienes decidan no hacerlo no corren ningún riesgo de ser despedidos, pero que Biden desea que la iniciativa funcione de ejemplo para otros empleadores, informó la cadena CNN.
La nueva política constituye un reconocimiento de Biden de que el Gobierno federal, en su carácter de mayor empleador del país, debe extremar esfuerzos para incrementar los índices de vacunación contra el coronavirus ahora que los casos y hospitalizaciones están en aumento otra vez, motorizados por la más contagiosa variante Delta.
El mandatario demócrata, que no pudo cumplir su promesa de vacunar con al menos una dosis al 70% de los adultos para el 4 de julio, la fecha de la independencia del país, ha achacado el resurgimiento del virus al hecho de que muchas personas no quieren vacunarse.
«La pandemia que tenemos ahora es una pandemia de los no vacunados», dijo el presidente el miércoles durante una visita a una fábrica de camiones en Pensilvania, donde imploró a la gente a inmunizarse.
CNN y otros medios dijeron que las medidas aún estaban siendo estudiadas hasta la noche del miércoles, y que todavía no estaba claro si el requerimiento de vacunarse incluirá al Ejército y a los proveedores del Estado.
El anuncio formará parte de una intervención más amplia prevista para las 16 (las 17 en Argentina) en la que Biden explicará «los siguientes pasos en los esfuerzos para que se vacunen más estadounidenses», dijo el funcionario citado por CNN.
El lunes, el Departamento de Asunto de los Veteranos se convirtió en el primer ministerio y el primer organismo federal en requerir la vacunación a sus trabajadores de salud.
Un día después, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos dieron marcha atrás en sus directrices sobre tapabocas y dijeron que todos los habitantes del país que vivan en zonas con considerable o alta transmisión del virus deberían usar mascarillas en interiores, sin importar si están o no vacunados.
Cerca del 60% de los adultos que residen en Estados Unidos ya están completamente vacunados. Los inmunizados con una dosis son hoy el 69,3%.
La campaña se desaceleró de forma drástica desde abril a medida que se agota la demanda, debido a una baja aceptación de las vacunas entre los sectores más jóvenes de la población y en los estados más conservadores, al tiempo que la variante Delta se expande y ya circula de manera descontrolada en los 50 estados del país.
Recientes sondeos publicados por medios mostraron que casi la mitad de los adultos no vacunados dicen que no lo harán, y más de la tercera parte que probablemente tampoco.
Algunos estados y ciudades del país ya dieron pasos similares a los que tiene previsto anunciar Biden.
El estado de Nueva York dispuso el miércoles la vacunación obligatoria a todos los trabajadores de la salud a partir de septiembre y requirió que los demás empleados del estado deberán mostrar evidencia de que están vacunados o enfrentar pruebas regulares de detección de virus.
A principios de esta semana, California y la ciudad de Nueva York anunciaron que los trabajadores públicos necesitarían inocularse o hacerse testeos semanales.
Fuente Telam
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