Por Iván Gajardo Millas – Telam
Miles de chilenos desafiaban este domingo un calor agobiante y hacían largas colas en centros de votación de Santiago para emitir su sufragio en el crucial balotaje presidencial que enfrenta a los candidatos José Antonio Kast y Gabriel Boric, en una ciudad donde una enorme congestión vehicular enmarcaba el proceso electoral.
En las calles y coloridas paradas de locomoción colectiva, centenares de personas buscaban ubicarse a la sombra para capear la alta temperatura que, según el servicio meteorológico, trepó hasta los 33 grados.
En las avenidas San Joaquín y Departamental, que cruzan de poniente a oriente los barrios populares homónimos de la capital chilena, gran cantidad de personas copaba las calles aledañas a los centros de votación, en cuyas puertas estaban apostados trabajadores de la salud para supervisar el cumplimiento de las normas sanitarias por la pandemia de coronavirus.
La jefa de campaña de Boric, Izkia Siches, denunció durante la mañana de este domingo en redes sociales «limitaciones para poder llegar a los centros de votación» e hizo un llamado al Gobierno a garantizar el derecho ciudadano a ejercer el voto.
Según Siches, el registro del monitoreo del transporte público marcaba apenas la mitad del flujo normal, por lo que exigió que «todos y todas puedan llegar a votar» en esta elección donde el nivel de abstención puede llegar a ser crucial para su candidato.
El ministro Secretario General de Gobierno, Jaime Bellolio, negó en televisión cualquier intervención oficial y aseguró que el flujo de locomoción era el normal.
El tema centró gran parte de la agenda televisiva y los canales mezclaron durante gran parte de la jornada las versiones del Gobierno y de adherentes de la coalición Apruebo Dignidad sobre las dificultades que se observaban.
En el estadio del popular club de fútbol Colo Colo, en la comuna de la Florida, Isabel, una mujer de 34 años, empleada doméstica, afirmó a Télam que se trataba de una «trampa del Gobierno».
«Saben que si mucha gente vota van a perder, lo saben, por eso no quieren que la gente que no tiene auto pueda llegar hasta acá», gritaba indignada mientras buscaba protegerse del sol con una colorida sombrilla.
«Cuando se vaya el sol igual va a venir más gente», sentenció.
En este espacio deportivo, el centro de votación más importante desde que el tradicional Estadio Nacional fue transformado en un centro de vacunación masiva, un «viejo pascuero» (Papá Noel) llamaba la atención de los asistentes, a quienes pedía -en tono neutral, para no romper la veda electoral- «cumplir con nuestra obligación ciudadana».
«Siempre viene este viejo pa´acá, al menos nos sube el ánimo, pero hoy no entiendo cómo aguanta la calor (sic)», dijo a Télam, entre risas, una adolescente que prefirió no identificarse.
Mientras tanto, en las comunas (barrios) del sector occidental, el sector más rico de la capital, la congestión vehicular también era la tónica dominante y miles de personas debían esperar pacientes hasta llegar a los centros de votación.
Una señora de unos 80 años, muy elegante, dijo a Télam, al salir del colegio del Verbo Divino en la coqueta comuna de Las Condes: «Ya fui a misa y ya voté, así que cumplí con Dios y la Patria», sin querer revelar por quión votó.
En la vecina comuna de Vitacura, la situación era similar, con muchos autos en la calles, aunque sin filas en los centros de votación y un constante ingreso de personas a estos.
En el pequeño colegio Inmaculada Concepción, según las autoridades electorales, habían llegado más votantes que en las elecciones pasadas y el proceso era mucho más rápido.
Un señor de 60 años rompió la veda electoral y señaló que «hay que ganarle al comunismo y por eso vengo a votar por Kast con toda la familia», señalando a un grupo de unas 10 personas.
En el centro de la capital algunas personas reclamaron que les habían cambiado varias veces su local de votación, otro planteo que copó la atmósfera política del día y que sus denunciantes atribuyen a un intento de desincentivar la participación.
En Paine, cerca de 50 kilómetros al sur de Santiago, donde votó temprano Kast, se registraron algunos incidentes cuando un famoso sacerdote evangélico mediático, el pastor Soto, vociferó Biblia en mano contra el candidato de derecha, en medio del rechazo y abucheos de sus adherentes.
La situación pareció salirse de control cuando un grupo de mujeres le gritaron «asesino pinochetista» y una serie de insultos, hasta que un grupo de jóvenes las rodearon para neutralizarlas y debió intervenir la policía.
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