El nuevo confinamiento que entrará en vigor desde la noche de este jueves en Francia incluirá teletrabajo masivo, uso obligatorio de mascarilla desde los seis años y desplazamientos limitados durante un mes, con el objetivo de luchar contra una segunda ola de coronavirus «más mortífera que la primera», detalló hoy el primer ministro.
El uso de mascarilla en las escuelas en Francia «se ampliará a los niños de la primaria a partir de los seis años», anunció el jefe de Gobierno, Jean Castex, ante el Parlamento, un día después de que el presidente Emmanuel Macron anunciara un nuevo confinamiento nacional, el segundo del año, para contener el avance del coronavirus.
«A partir del regreso a clases el lunes, el protocolo sanitario será adaptado y reforzado para garantizar la protección de todos los niños, los maestros, los padres de los alumnos», dijo Castex, precisando que la nueva medida seguía una propuesta del Alto Consejo de Salud Pública.
El premier francés dijo que su Gobierno «había anticipado» la segunda ola de coronavirus, pero que «ningún país previó que se acelerase de manera tan rápida y brutal».
«No he dejado de llamar a la vigilancia», insistió.
«Algunos que nos dicen hoy que deberíamos haber actuado de manera más firme o que no hacíamos lo suficiente, afirmaban en aquel momento que hacíamos demasiado», afirmó, citado por la agencia de noticias francesa AFP.
Francia, muy golpeada por la segunda ola del coronavirus, decretó este miércoles un nuevo confinamiento nacional de al menos un mes, aunque menos estricto que el de la primavera puesto que las escuelas, fábricas y servicios públicos seguirán abiertos.
Los comercios «no esenciales» estarán en cambio cerrados, así como los cines y las salas de espectáculos.
Habrá telebrabajo «los cinco días de la semana», dijo Castex.
«Debemos continuar trabajando tanto como sea posible, por supuesto en condiciones sanitarias protectoras y deteniendo la circulación viral», porque «el desempleo y la pobreza también pueden matar», explicó el primer ministro.
Los mercados permanecerán abiertos, así como los jardines de infantes. Las competencias deportivas estarán autorizadas.
En síntesis, hasta el 1 de diciembre los franceses solo podrán salir para ir a trabajar si no tienen otro modo de hacerlo, ir a citas médicas, hacer las compras y tomar aire o ayudar a un pariente o allegado en dificultades.
Desde agosto Francia observa un fuerte repunte de contagios.
En la página oficial del Gobierno, las autoridades dieron cuenta ayer de 244 muertos en los hospitales en las 24 horas previas, lo que elevó a 35.785 el total de fallecidos en Francia desde el inicio de la pandemia.
Según el ministro de Salud, Olivier Véran, se puede estimar en «un millón» el número de franceses actualmente portadores del nuevo coronavirus.
Con más de 3.000 enfermos en cuidados intensivos, es decir más de la mitad de las camas disponibles ocupadas, las autoridades temen ante todo la saturación de estas unidades.
Desde el empresariado, el nuevo confinamiento motivó críticas al Gobierno.
«Necesitamos esos comerciantes para la vida social», dijo el presidente de la patronal Medef, Geoffroy Roux de Bézieux, recordando que representan también «más de tres millones de empleos».
«Son empresas extremadamente fragilizadas que corren el riesgo de quebrar», estimó en declaraciones a Europe 1.
Fuente Agencia Télam
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