Ataques a sedes bancarias, edificios de oficinas e intercambios de proyectiles entre policías y manifestantes dejaron en la noche del sábado un saldo de cuatro detenidos en ciudades de Cataluña, entre ellas Barcelona, en nuevas protestas por la detención del rapero Pablo Hasel.
Un vocero policial detalló que dos personas fueron arrestadas en Barcelona y otras dos en Girona, y que ocho agentes resultaron heridos en los disturbios.
También terminaron heridas leves otras seis personas, según fuentes médicas citadas por la agencia AFP.
Los altercados estallaron el martes por la noche en Cataluña, horas después del ingreso en prisión de Hasel, de 32 años, condenado a nueve meses por unos tuits en los que insultaba a la monarquía y la policía y ensalzaba a personas implicadas en delitos de terrorismo.
Este sábado, grupos de manifestantes protagonizaron actos de vandalismo en Barcelona, al grito de «¡Pablo Hasel, libertad!», y arrojaron petardos, latas y botellas contra el cordón policial que protegía la jefatura de Policía Nacional en el centro de Barcelona.
Medios españoles informaron también que los manifestantes en Girona se dispersaron en las calles del centro histórico de la ciudad, y que algunos tiraron piedras y objetos contra los agentes.
El partido independentista catalán CUP denunció que Dani Cornellá, un exponente suyo elegido al Parlamento regional, sufrió una agresión «injustificada» por parte de la policía.
También hibo momentos de tensión en Villafranca del Penedés y Tarragona, según la agencia ANSA.
Desde que comenzaron las protestas, más de 100 personas fueron detenidas y otras decenas tuvieron heridas leves, entre ellas agentes de las fuerzas del orden.
El caso más grave fue el de una joven que esta semana perdió un ojo al recibir un impacto en Barcelona de un proyectil de foam, una suerte de proyectil de goma que la policía catalana usa para dispersar manifestaciones. La joven de 19 años fue dada de alta ayer.
La detención del rapero generó un áspero debate en España sobre la libertad de expresión y profundizó las diferencias en la coalición gubernamental, entre los socialistas, del presidente Pedro Sánchez, y el izquierdista partido Unidas Podemos.
Sánchez advirtió que «la violencia es un ataque a la democracia, y en consecuencia el Gobierno de España hará frente a cualquier tipo de violencia».
Fuente Telam
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