Después de haber presidido este domingo la celebración de una misa en la basílica de San Pedro en ocasión de la VII Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco participó de un almuerzo con cientos de personas necesitadas, gente que vive en la calle, pero también prófugos, preparado en la Sala Paulo VI del Vaticano, la sala normalmente destinada a las audiencias públicas del Pontífice en invierno.
En la homilía de la misa Francisco recordó las “tantas pobrezas materiales, culturales y espirituales de nuestro mundo” que están presentes “en las existencias heridas, en los pobres que se han convertido en invisibles, cuyo grito de dolor es sofocado por la indiferencia general de la sociedad”. “Pensamos en cuántos están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo, sin esperanza” (…) Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos nuestro amor. La pobreza es un escándalo”, subrayó.
Y en el saludo de medio día, el Angelus, recordó la guerra en Ucrania pero también los enfrentamientos entre israelíes y palestinos. «La paz es posible, se necesita buena voluntad. La paz es posible, no nos resignemos a la guerra. Y no olvidemos que la guerra es siempre, siempre, siempre, una derrota. Sólo los fabricantes de armas ganan», subrayó.
El Mensaje para la VII Jornada Mundial de los Pobres
Francisco dedicó un mensaje especial a la VII Jornada Mundial de los Pobres que el Vaticano difundió en junio, y donde subrayó la importancia del “serio y eficaz compromiso político y legislativo” para combatir la pobreza, destacando además que hay que “estimular y hacer presión para que las instituciones públicas cumplan bien su deber” en este sentido. La Jornada Mundial de los pobres fue instituida en la Iglesia por decisión del Papa Francisco en 2017, para llamar la atención mundial sobre este problema.
Titulado “No apartes tu rostro del pobre”, el mensaje de Francisco para esta Jornada Mundial de los Pobres se dijo contrario a toda discriminación hacia los necesitados. Y habló también de las nuevas formas de pobreza como las guerras y los jóvenes que se sienten abandonados.
Aludiendo tácitamente a la discriminación y al racismo, el Papa argentino destacó que “cada uno de ellos es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, la procedencia (…). Estamos llamados a encontrar a cada pobre y a cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la indiferencia y la banalidad que usamos como escudo de un bienestar ilusorio”.
Y añadió que “un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece arrastrarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte “·
Francisco hizo también un análisis de la actual sociedad en la que vivimos subrayando que “Vivimos un momento histórico que no favorece la atención hacia los más pobres. La llamada al bienestar sube cada vez más de volumen, mientras las voces del que vive en la pobreza se silencian (…) Lo que es desagradable y provoca sufrimiento se pone entre paréntesis, mientras que las cualidades físicas se exaltan, como si fueran la principal meta por alcanzar”.
Por otra parte Francisco recordó el 60 aniversario de la encíclica “Pacem in terris” de Papa Juan XXIII, donde el hoy Santo destacaba que el hombre “tiene derecho a la existencia, a la integridad corporal, a los medios necesarios para un decoroso nivel de vida, cuales son, principalmente, el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado”.
“Cuánto trabajo tenemos todavía por delante para que estas palabras se hagan realidad -comentó Francisco sobre las frases de la encíclica de San Juan XXIII-, también por medio de un serio y eficaz compromiso político y legislativo” (…) pero no sirve permanecer pasivos en espera de recibir todo “desde lo alto”; quienes viven en condiciones de pobreza también han de ser implicados y acompañados en un proceso de cambio y de responsabilidad”.
El Pontífice habló además de las “nuevas formas de pobreza” e incluyó en este grupo a las “poblaciones que viven en zonas de guerra”, especialmente los niños, el “aumento de los costos” de los alimentos y el “desorden ético que marca el mundo del trabajo” caracterizado por las escasas retribuciones, la precariedad y las excesivas víctimas de accidentes.
Los jóvenes también fueron incluidos en este grupo por lo que sufren “que cada día es más evidente”. “Cuántas vidas frustradas e incluso suicidios de jóvenes, engañados por una cultura que los lleva a sentirse “incompletos” y “fracasados” -dijo Francisco-. Ayudémosles a reaccionar ante estas instigaciones nefastas, para que cada uno pueda encontrar el camino a seguir para adquirir una identidad fuerte y generosa”. Según datos de distintos entes de Naciones Unidas, los jóvenes que se suicidan en el mundo cada año son cerca de 46.000. Durante los años de pandemia, esas cifras aumentaron un 30%. En Italia se habla en 2023 de cerca de dos suicidios de jóvenes por día.
Francisco concluyó el mensaje subrayando que los pobres no son números ni estadísticas. “Los pobres son personas, tienen rostros, historias, corazones y almas. Son hermanos y hermanas con sus cualidades y defectos, como todos, y es importante entrar en una relación personal con cada uno de ellos”.
Otras decisiones para ayudar a los pobres
No es el primer almuerzo de este tipo que el Papa organiza en el Vaticano. Cada año se realiza uno similar en ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres con varios tipos de necesitados que son ayudados por organizaciones católicas como Comunidad de San Egidio y Caritas. Este año participaron unas 1.200 personas.
El almuerzo fue ofrecido esta vez por la línea de Hoteles Hilton de Italia, uno de los tantos hoteles que tendrán que alojar a los miles de peregrinos que visitarán Roma en ocasión del Jubileo que se celebrará en 2025.
Pero el Vaticano también tomó otras medidas para ayudar a los necesitados en estos días. Una de ellas es que el centro de Salud Madre de Misericordia, creado hace 7 años por decisión del Papa Francisco en la galería de la Plaza de San Pedro o “columnata del Bernini” como se la llama, para ofrecer asistencia médica a los sin techo, decidió aumentar sus horarios de atención, de las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, desde el 13 al 18 de noviembre. Estuvieron presentes unos 50 médicos voluntarios que hicieron visitas generales y especializadas, ecografías, análisis, darán medicamentos, vacunas contra la gripe, y otras terapias así como hisopados de Covid 19.
“En el último mes hemos asistido a unas 1.500 personas. Hay una gran sensibilidad hacia los necesitados. Hace un año se hablaba de 800 personas por mes. Notamos que hay cada vez más demanda de parte de los pobres”, contó el director del ambulatorio, doctor Massimo Ralli, a la agencia vaticana Vatican News. Las patologías que más afligen a los pobres, explicó el médico, ya que muchos de ellos duermen por las calles o en lugares no protegidos, son las del frío: patología pulmonares y cardíacas pero también dolores articulares. El ambulatorio empezó con pocos especialistas pero hoy cuenta con unos 60 voluntarios, médicos, enfermeras y otros profesionales.
Aparte del ambulatorio, en otra área cercana siempre del Vaticano, hay duchas y lugares para dormir -creados por iniciativa del Papa- donde también algunos peluqueros y barberos asisten para cortarles el pelo y las barbas a los necesitados.
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