Las legislativas se celebran con un ojo en las próximas presidenciales, en medio de un frenesí de insinuaciones de que Biden podría volver a enfrentarse en 2024 al expresidente Donald Trump.
A la violencia y la polarización políticas y a la desconfianza en el sistema electoral se suman un gran descontento con la marcha de la economía y una ola de desinformación, contribuyendo a la alarmante toxicidad, y en aumento, del clima social estadounidense.
Como cada dos años, se renuevan las 435 bancas de la Cámara de Representantes y un tercio de las 100 del Senado: en este caso, 35.
Los sondeos indican que los republicanos obtendrían una ganancia neta de entre 10 y 25 escaños de la Cámara de Representantes, más que las cinco que necesitan para pasar a controlarla.
En el Senado la contienda es más pareja. Los demócratas tienen una mayoría técnica allí de un solo voto. Los republicanos aspiran a tomar también su control, que se definirá en un puñado de estados en los que se disputan las carreras más competitivas.
Los nuevos legisladores asumirán en enero de 2023. Los representantes tiene un mandato de cuatro años, y los senadores, de seis.
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