Por Hernán Reyes Alcaide – Telam
«Con su fraternidad pueden recordar a todos, a toda Europa, que para construir un futuro digno del hombre es necesario trabajar juntos, superar las divisiones, derribar los muros y cultivar el sueño de la unidad», planteó el Papa en esa dirección.
«Necesitamos acogernos e integrarnos, caminar juntos, ser todos hermanos y hermanas», convocó en ese marco al hablar ante religiosos chipriotas en la capital Nicosia en el primero de los once discursos que hará durante la gira.
Chipre, el país más oriental de la Unión Europea (UE), vio en lo que va de 2021 un aumento de cerca del 40% en la cantidad de migrantes frente al año anterior, según cifras oficiales.
Desde la periferia europea, el pontífice aprovechó para enviar un mensaje al resto del continente, en medio de las tensiones crecientes por el renovado rechazo de varios países a las llegadas de inmigrantes desde Medio Oriente y el Norte de África.
En la primera jornada de una gira que también tendrá como tema las migraciones desde Medio Oriente a Europa a través del Mediterráneo, el pontífice agregó luego que el mar que baña las costas chipriotas «ahora lamentablemente es lugar de conflictos y de tragedias humanitarias».
«Chipre, encrucijada geográfica, histórica, cultural y religiosa, tiene esta posición para poner en marcha una acción de paz. Que sea una obra abierta en la que se construye la paz en medio del Mediterráneo», pidió.
En esa dirección, el pontífice argentino destacó a Chipre como una Nación «que a lo largo de los siglos no ha aislado a la gente, sino que la ha unido» y como «una tierra cuyo límite es el mar; a un lugar que representa la puerta oriental de Europa y la puerta occidental de Medio Oriente».
«Son una puerta abierta, un puerto que reúne», planteó al renovar los halagos a la política migratoria chipriota que había planteado horas antes ante religiosos locales, y como contrapartida de la línea dura antimigrantes de muchos países de la Europa continental.
«Pienso también en la presencia de muchos inmigrantes, que porcentualmente es la más relevante entre los países de la UE. Salvaguardar la belleza multicolor y poliédrica del conjunto no es fácil»; profundizó en esa línea.
«El continente europeo necesita reconciliación y unidad, necesita valentía e impulso para caminar hacia adelante. Porque no serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola podrá garantizar la seguridad y la estabilidad«; agregó luego en un otro mensaje dirigido a los líderes políticos continentales.
Los pedidos del Papa a los países europeas irán acompañados por una iniciativa, confirmada hoy por el presidente de Chipre, Nicos Anastasiades, por la que el pontífice hará el gesto «simbólico» de favorecer la llegada a Roma de 50 refugiados de Chipre.
«Su iniciativa simbólica es más que nada un mensaje fuerte sobre la necesidad de una indispensable revisión de la política de inmigración de la UE», le agradeció el mandatario.
Francisco se refirió también al conflicto abierto entre Chipre y Turquía por la ocupación turca de 1974 de cerca de 36% de la superficie de la isla para la instalación de una República solo reconocida por Ankara a nivel internacional.
«La herida que más hace sufrir a esta tierra es la provocada por la terrible laceración que ha padecido en los últimos decenios», lamentó el pontífice desde el Palacio Presidencial de Nicosia, en su segundo discurso en suelo chipriota.
«Me refiero al sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus casas y lugares de culto», agregó Francisco.
Francisco aludió así a la denominada «Línea verde» que divide a la isla de en una República, al Sur, miembro de la UE desde 2004 y, al Norte, una República solo reconocida por Turquía en la que muchos lugares de culto católicos han sido convertidos en mezquitas desde la ocupación de 1974.
«Ruego por la paz de ustedes, por la paz de toda la isla, y la deseo con todas las fuerzas. El camino de la paz, que sana los conflictos y regenera la belleza de la fraternidad, está marcado por una palabra: diálogo», pidió el Papa en esa dirección.
El diálogo entre Chipre y la parte turca de la isla está interrumpido desde 2017, más allá de contactos informales que se hicieron en abril de este año en Ginebra, Suiza.
«Tenemos que ayudarnos a creer en la fuerza paciente y humilde del diálogo, que podemos extraer de las Bienaventuranzas. Sabemos que no es un camino fácil; es largo y tortuoso, pero no hay alternativas para llegar a la reconciliación», agregó luego el Pontífice.
En ese marco, Francisco reclamó un «compromiso por entablar un debate sincero que ponga las exigencias de la población en primer lugar, a una implicación cada vez más activa de la comunidad internacional, a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, a la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados».
Según reclama Chipre, el 36% de su territorio continúa ocupado de forma ilegal por Turquía y unas 800 personas continúan desaparecidas a causa del conflicto.
«En esta coyuntura, no dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas, no olvidemos los casos de las personas desaparecidas», pidió el Papa.
«Para esto es necesario el diálogo, sin el cual la sospecha y el resentimiento crecen», insistió luego.
Este viernes, el Papa centrará sus actividades en Nicosia, en donde tendrá encuentros con autoridades cristianas no católicas y luego participará de una oración ecuménica por los migrantes en una Iglesia de la capital chipriota.
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