Por Alfredo Follonier – Telam
Con la totalidad de los votos escrutados en Chile, el candidato de la ultraderecha, José Antonio Kast (27,9%) y el izquierdista, Gabriel Boric (25,8%), que disputarán el balotaje el próximo 19 de diciembre, salieron ya a la caza de los votos de centro y del altísimo porcentaje de chilenos que no participaron, en una carrera a La Moneda con final abierto.
Pese a la polarización del proceso eleccionario, particularmente en el último mes, el 47,3% de participación confirmó la tendencia a la baja que registra el país donde desde el 2009 (59,6%) no hubo ninguna elección presidencial con una afluencia mayor al 50% y donde el récord se produjo el plebiscito de 1989 (92,4%) que inició el período posdictadura.
Incluso, esta elección contó con menos participación que el reciente Plebiscito de 2020 (50,95% del padrón electoral), lo que equivale a más de 500.000 electores menos en la jornada del reciente domingo.
En unos comicios repletos de sorpresas, una de las notas sobresalientes fue el resultado del candidato Franco Parisi (12,8%), del Partido de la Gente (PDG), quien igualó al oficialista Sebastián Sichel del Pacto Chile Podemos Más e incluso venció a bloques de partidos históricos sin poner un pie en Chile ni participar de los debates.
Una vez consolidados los resultados, los candidatos excluidos de la segunda vuelta iniciaron una maratón de declaraciones, varias de ellas herméticas, en clave interna o sujetas a interpretaciones, que dieron inicio al complejo ajedrez de alianzas y pactos que definirán al futuro mandatario.
La jornada de este domingo también se votó por la renovación completa de la Cámara de Diputados (155) y por 27 senadores que se sumarán en marzo a los otros 23 que siguen en ejercicio.
Los resultados que arrojó la votación constituyeron un Congreso prácticamente empatado entre la izquierda y derecha, lo que implica un futuro complicado para el Gobierno del presidente que sea electo el próximo 19 de diciembre.
El primer candidato presidencial en reconocer la derrota fue Sichel, otrora crítico de Kast que ahora se abre a acercar posiciones con el ultraderechista.
«Es evidente que por la candidatura de izquierda no voy a votar», afirmó y agregó que tiene «diferencias programáticas con José Antonio Kast», antes de mostrarse «dispuesto a conversar hacia adelante».
Yasna Provoste, del Nuevo Pacto Social que reunió democristianos, socialistas y otros grupos de la Ex-Concertación, llamó a «no permitir el avance del fascismo que representa Kast», pero adelantó que su fuerza será oposición en el próximo Gobierno, y no fue explícita en un eventual llamado a apoyar a Boric.
El candidato Marco Enríquez-Ominami, que quedó sexto con un 7,6% de los sufragios, fue quien más claramente salió en apoyo de Boric, aunque le advirtió: «Si usted no une, si usted sigue intransigente, perderemos».
El candidato de Unión Patriótica, Eduardo Artés, que terminó séptimo en la contienda con un 1,5% de las preferencias, aseguró que combatirá el «fascismo de Kast», pero declinó respaldar a Boric.
Con la tranquilidad del triunfo y buenas perspectivas, el triunfador de la jornada, el pinochetista confeso Kast, hizo un gesto a los adherentes de Provoste y Parisi (quinto y tercer lugar, respectivamente) y aseguró que quiere «recoger todo lo positivo de esos proyectos».
A nivel país, el ultraderechista triunfó en 223 comunas de las 345 en total.
En tanto, con un acto que buscó esconder el impacto del inesperado resultado, Boric largó un discurso fundamentalmente dirigido a sus bases y sentenció: «No va a ser la primera vez que partimos desde atrás. Lo hicimos cuando luchamos por la educación, lo hicimos cuando rompimos el sistema binominal, lo hicimos cuando juntamos las firmas y cuando fuimos a la primaria».
«La segunda vuelta va a ser estrecha, pero estoy seguro de que vamos a ganar esta segunda vuelta.(…) No vengo a hablar contra el otro candidato, venimos a ser los voceros de la esperanza y el diálogo. La cruzada es que la esperanza le gane al miedo», planteó el también diputado de Convergencia Social, quien se impuso en 88 comunas del país.
Las elecciones incluían también la renovación parcial del Senado, que quedó con 23 senadores electos pertenecientes al bloque de centroizquierda y Frente Amplio más dos independientes más cercanos a la izquierda, sumado a otros 25 partidarios del Pacto Republicano y Chile Podemos Más.
Dentro de los senadores electos destaca Fabiola Campillai, la mujer que perdió la visión tras recibir el impacto de una bomba lacrimógena en la cara durante una protesta, quien participó como independiente y fue la candidata más votada en la Región Metropolitana.
Por otra parte, la Cámara de Diputados renovó sus 155 escaños y el resultado fue similar a lo ocurrido en el Senado, ya que la izquierda y centroizquierda retroceden de 82 diputados a 73 electos en esta ocasión.
La derecha sumó 68 diputados electos, lo que implica una baja respecto a los 72 parlamentarios con los que contaban en el periodo previo a la elección, sin embargo, hay un mayor equilibrio en la cámara baja.
Los 14 cupos restantes se consideran sin identificación con estos bandos, en especial los 6 electos del Partido de la Gente (presidido por Franco Parisi), quienes serán claves en la Cámara baja.
De igual manera, esto implica que sea quien sea el próximo presidente, no tendrá mayoría en la Cámara de Diputados, lo que implica que no se podrá llegar a los 93 votos requeridos para aprobar normas constitucionales, que equivalen a 3/5 de los parlamentarios.
La Bolsa de Santiago tuvo un alza de 9,25%, mientras que el dólar registró una caída de 30 pesos chilenos, la más alta desde 2008, lo que se percibe como un efecto posterior a las elecciones.
Según los analistas, la recuperación de la moneda chilena y el mercado nacional se vieron influenciados por el hecho de que Kast (Partido Republicano) haya liderado la primera vuelta frente a Boric (Convergencia Social/Apruebo Dignidad), aunque con estrecho margen.
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