Alemania se embarcó en la búsqueda de su próximo Gobierno, luego de que una ajustada victoria electoral del Partido Socialdemócrata (SPD) sobre el bloque conservador de la canciller Angela Merkel desatara temores a semanas de incertidumbre política en la economía más grande de Europa.
Olaf Scholz, el candidato del SPD, de centroizquierda, pidió no demorar la conformación de una alianza de gobierno y dijo que el bloque conservador Unión, de Merkel, debería dejar el poder y pasar a la oposición luego de haber obtenido el domingo su peor resultado en una elección general.
Tanto el SPD como la Unión -una alianza entre la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Merkel, y la Unión Social Cristiana (CSU)– terminaron bien por debajo del 30% de los votos, así que ahora deberán formar alguna coalición que les dé la mayoría parlamentaria necesaria para formar Gobierno.
Dos partidos menores que hasta ahora estaban en la oposición podrían definir qué bloque logra el poder, según apoyen al SPD o a la Unión -algo sobre lo que aún no se han pronunciado-, un escenario que, a su vez, genera dudas sobre la estabilidad del futuro Gobierno.
Durante sus 16 años en el poder, Merkel era vista en el exterior no solo como la líder de Alemania sino también, de muchas maneras, como la líder de Europa, al haber guiado a la Unión Europea (UE) a través de una serie de crisis políticas y financieras.
El resultado inconcluso en Alemania, sumado a una elección presidencial en Francia en abril, crea incertidumbre -al menos por ahora- en las dos mayores potencias económicas y políticas de Europa, justo cuando la UE lidia con un resurgimiento de su competidora Rusia y un crecimiento del euroescepticismo en el este del continente.
Tanto Scholz, ministro de Finanzas y vicecanciller saliente, y Armin Laschet, el candidato de la Unión y gobernador del estado más poblado de Alemania, Renania del Norte-Westfalia, reivindicaron su derecho a encabezar el próximo Gobierno.
Sin embargo, en la decisión final tendrá gran peso la decisión de los dos partidos que podían ser socios menores en la futura coalición de Gobierno: los ecologistas Verdes, de centroizquierda y que generalmente se inclinan por el SPD, y los liberales Demócratas Libres, cuya ideología es más cercana a la de la CDU.
Scholz, que sacó a su partido de una depresión de varios años, se mostró confiado.
«Los votantes hablaron muy claramente», dijo a periodistas en Berlín, informó la agencia de noticias alemana DPA.
El electorado «reforzó a tres partidos -los Socialdemócratas, los Verdes y los Demócratas Libres- así que este es el visible mandato que han dado los ciudadanos de este país. Estos tres partidos deberían liderar el próximo Gobierno», agregó Scholz, de 63 años.
La única otra opción que tendría mayoría parlamentaria sería una repetición de la «gran coalición» entre los Socialdemócratas y la Unión.
Esta es la combinación que ha gobernado en Alemania 12 de los 16 años que Merkel ha estado en el poder, aunque esta vez debería estar comandada por Scholz y con la CDU como socio menor, porque el SPD fue el partido más votado.
Sin embargo, esta coalición muy a menudo se ha sumido en disputas, por lo que no genera mucho entusiasmo.
El Gobierno saliente de Merkel permanecerá en el cargo hasta que preste juramento un sucesor. Merkel, de 67 años, anunció en 2018 que no buscaría un quinto mandato.
Resultados oficiales
Los resultados oficiales finales dieron al SPD el 25,7% de los votos y a la Unión el 24,1%.
Hace cuatro años, obtuvieron un 20,5% y un 32,9% respectivamente.
Los conservadores, pese a su resultado «decepcionante», también prevén formar el próximo gobierno, advirtió Laschet.
Sin embargo, el candidato conservador, de 60 años, admitió que la CDU «necesita renovarse».
Los Verdes se llevaron el 14,8%, los Demócratas Libres el 11,5% y la ultraderechista Alternativa para Alemania (Afd) el 10,3%.
El partido más pequeño en el nuevo parlamento es La Izquierda, que obtuvo el 4,9% de los votos.
La nueva cámara del Parlamento (Bundestag) tendrá un récord de 735 legisladores.
Tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual «gran coalición».
Para los democristianos, las «pérdidas son amargas», admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, alcanzó 32,8%.
En una muestra de este declive, la circunscripción de Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.
Un descenso así de los conservadores ensombrecería, además, el fin del mandato de Merkel, quien pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión.
Las negociaciones quizá retrasen la marcha efectiva de la canciller, de 67 años, que ha dedicado más de tres décadas a la política.
Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, tienen suficiente apoyo para incidir en la definición del próximo gobierno.
Igualmente, los liberales del FDP recabaron suficiente apoyo para tener la llave del gobierno y convertirse en un actor ineludible para una futura coalición.
Por su parte, los ultraderechistas del AfD, cuya entrada en el Bundestag en las elecciones de 2017 fue muy comentada, confirmarían su permanencia en el tablero político de Alemania.
Sin embargo, con entre el 10% y el 11% de los votos, este partido islamófobo debilitado por sus problemas internos, registraría un leve retroceso respecto a los anteriores comicios (12,6%).
Fuente Telam
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