Un mes después de su llegada al poder con la promesa de una diplomacia estadounidense en las antípodas de Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, participa este viernes de su primera reunión con sus aliados del G7, un encuentro que se centrará en la respuesta a la pandemia de coronavirus y sobre todo en las vacunas.
El primer ministro británico, Boris Johnson, preside esta reunión que tendrá lugar en la tarde, de forma virtual, entre los dirigentes de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Canadá, Italia y Japón y en presencia de los máximos representantes de la Unión Europea (UE).
Londres asumió la presidencia temporal del grupo y espera albergar en junio una cumbre de dirigentes en la estación balnearia de Cornualles, en el suroeste de Inglaterra.
Este encuentro es el primero desde abril de 2020, pues la pandemia de coronavirus llevó a la anulación de la cumbre que organizaba Trump.
Mientras tanto, la llegada a la Casa Blanca de su sucesor demócrata ha puesto fin a cuatro años de unilateralismo forzado, como lo demuestra el anuncio de Washington de regresar a las organizaciones multilaterales como el acuerdo sobre el clima y la Organización Mundial de Salud (OMS).
En sus primeras entrevistas y discursos, Biden esbozó las grandes líneas de la evolución de la diplomacia estadounidense: posición más dura con Rusia, distanciamiento con Arabia Saudita, voluntad de volver al acuerdo nuclear con Irán y muestras de acercamiento con aliados maltratados.
Biden, en señal de una voluntad de reparar las relaciones trasatlánticas, tiene previsto intervenir el viernes, con Johnson y la canciller alemana, Angela Merkel, en la Conferencia sobre Seguridad de Múnich, un hecho sin precedentes para un presidente estadounidense en este evento anual que reúne a jefes de Estado, diplomáticos y expertos en seguridad.
En su intervención en el G7, el demócrata espera «centrarse en la respuesta internacional a la pandemia de Covid, incluida la coordinación de la producción, distribución y entrega de vacunas», precisó la Casa Blanca en un comunicado.
Merkel, por su parte, espera que el «G7 asuma responsabilidades» sobre la pandemia, según su portavoz, informó la agencia de noticias AFP.
En particular, analizarán el dispositivo de la ONU Covax, creado por varias organizaciones internacionales, entre ellas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y al que Washington prometió adherirse.
En la reunión, Biden anunciará la contribución de 4.000 millones de dólares para Covax, dijo la noche del jueves la Casa Blanca.
Aunque las grandes potencias han emprendido campañas de vacunación masiva contra el Covid-19, con diferentes niveles de éxito, preocupan los países pobres.
En vísperas de la reunión del G7, el presidente francés, Emmanuel Macron, propuso en declaraciones a Financial Times que los países ricos envíen de 3% a 5% de sus dosis disponibles a África «rápidamente, y que la gente las vea llegar al terreno» al considerar «insostenible» que los países pobres sean abandonados a su suerte.
Johnson, que puede jactarse del éxito de su campaña de vacunación, prometió redistribuir la mayor parte de su excendente a través de Covax.
Más allá del Covid-19, el dirigente británico tiene previsto abogar por una cooperación sanitaria reforzada, para reducir a 100 días el tiempo necesario para desarrollar vacunas contra nuevas enfermedades.
Biden también quiere aprovechar la reunión para reiterar la prioridad que da su administración a la cuestión climática.
Tampoco faltarán otros asuntos en la mesa de los dirigentes de las grandes potencias, como Irán, el golpe de Estado en Myanmar y el encarcelamiento del opositor ruso Alexey Navalny, crítico del presidente Vladimir Putin.
Fuente Agencia Telam
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