Las autoridades ucranianas avanzaron hacia la declaración de un estado de emergencia en todo el país después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció los territorios separatistas de Donetsk y Lugansk, aumentando las tensiones con Kiev y generando preocupaciones sobre un posible conflicto más amplio.
La medida, anunciada por el secretario del Consejo de Seguridad y Defensa, Oleksiy Danilov, empodera a las comunidades de todo el país de 41 millones de habitantes para imponer restricciones: desde la circulación y el transporte, reuniones masivas y huelgas, hasta la protección de infraestructuras críticas y medios de comunicación. Las autoridades regionales también podrán decidir si introducen toques de queda y otras medidas.
«Son medidas preventivas para mantener la calma en el país, para que nuestra economía y nuestro país puedan funcionar», dijo Danilov y agregó: «Dependiendo de las amenazas que puedan surgir en determinados territorios, habrá un estado de excepción más reforzado o más debilitado. Estamos hablando de zonas fronterizas donde tenemos frontera con la Federación Rusa, con Bielorrusia«.
En principio, el estado de emergencia duraría 30 días y podrá prorrogarse otros 30 días más, con aprobación parlamentaria. Comienza tan pronto como este miércoles, dijo Danilov.
Ucrania ya comenzó a reclutar conscriptos de entre 18 y 60 años para un período especial de un año, en preparación para una posible ofensiva militar rusa. Sin embargo, el presidente Volodimir Zelenski descartó una movilización general.
Algunos legisladores han instado al gobierno a imponer la ley marcial, una medida que podría desencadenar una respuesta de Rusia. Danilov dijo que todavía no se había tomado ninguna decisión de este tipo. «Si es necesario, esta disposición se adoptará inmediatamente», dijo.
La ley marcial impondría restricciones más duras, que podrían incluir la prohibición de reuniones, movimientos y partidos políticos.
El servicio estatal de guardia de fronteras dijo que se habían introducido nuevas medidas en relación con la estancia de extranjeros cerca de la zona fronteriza, el uso de radios, los vuelos de drones y la filmación y fotografía de determinadas personas y edificios.
Hasta ahora, el gobierno de Ucrania ha minimizado la posibilidad de una guerra abierta pero se mantiene firme en su posición de no ceder ningún territorio a Rusia.
El reconocimiento de Rusia de Donetsk y Luhansk, las áreas controladas por los separatistas en la región de Donbás, y su presencia militar sostenida en la frontera con Ucrania han provocado una crisis de seguridad para Occidente. Estados Unidos y sus aliados europeos acusan al gobierno de Moscú de socavar la integridad territorial de Ucrania y violar el derecho internacional.
Estados Unidos y el Reino Unido dicen que su inteligencia aún sugiere que Rusia se está preparando para lanzar una invasión a gran escala de Ucrania, que podía llegar eventualmente hasta la capital, Kiev. Moscú ha negado repetidamente tales planes, pero los tratados de Putin con los territorios separatistas le permiten desplegar tropas en esas áreas y construir bases allí.
Putin ha dicho que por ahora no enviará fuerzas que describe como «fuerzas de paz». Hacerlo generaría preocupación sobre la proximidad a la línea de contacto entre los separatistas y el ejército de Ucrania.
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