“Sería fundamental que hubiera una inmensa movilización. Cuando las viejas salieron por el voto verde y les cerraban las puertas en todos lados, ellas igual sostenían la bandera. Nosotros vamos a seguir manteniéndola”, contaba a la diaria Elena Zaffaroni, integrante de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos (Famidesa), el miércoles, día previo a la marcha. Este jueves, en la víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos, su pedido fue escuchado y una multitudinaria marcha partió desde la plaza Libertad hasta el Palacio Legislativo bajo la consigna “Contra la prisión domiciliaria de los genocidas: por verdad, memoria y justicia”.
Alba González Souza es la mamá de Rafael Lezama. Él tenía 23 años cuando lo desaparecieron el 1° de octubre de 1976 en Buenos Aires. Ella fue la encargada de dar voz a la proclama que expresó un “rotundo no” al proyecto de ley que presentó Cabildo Abierto (CA) con el objetivo de otorgar prisión domiciliaria a procesados y condenados mayores de 65 años que se encuentren privados de libertad en cárceles. Con la iniciativa se beneficiarían más de 20 represores que se encuentran cumpliendo pena en la Unidad 8 Domingo Arena por crímenes cometidos durante la dictadura.
“Los promotores ideológicos de la impunidad pretenden sentar las bases de una reinterpretación de nuestra historia; justificar los aberrantes crímenes cometidos institucionalmente por las fuerzas represivas y con ello consagrar la cultura de la impunidad, pisotear nuestra lucha, perpetuar el pasado, amenazar el presente e hipotecar nuestro futuro”, leyó Alba. Y explicó que “se vuelve a querer sojuzgar al Poder Judicial” y “se les dice a las decenas de indagados que aguardan condena que no importa lo que hayan hecho, podrán usufructuar la prisión domiciliaria”. “Es desde todo punto de vista inaceptable”, agregó. En la proclama también se denunció que “los retrocesos que han existido en la presente legislatura” han causado “desvíos” en las “conquistas de derechos” por pasar “por alto los espacios de diálogo colectivo”.
Más de 30 organizaciones sociales, incluidas Famidesa, el PIT-CNT y Crysol, formaron parte de la convocatoria. Florida, Salto, La Paloma, Ciudad de la Costa, Soriano se adhirieron a la movilización, y representantes de Melo se hicieron presentes en Montevideo.
Gastón Grisoni, presidente de la asociación de ex presos políticos Crysol, comentó a la diaria que este jueves tuvieron una reunión con Jan Jarab, representante regional de la alta comisionada de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Michelle Bachelet. Grisoni planteó que expusieron “toda la problemática vinculada a los temas de la Justicia” y que el mandatario “tomó nota sobre las preocupaciones”. También intercambiaron opiniones sobre “los mecanismos más apropiados para avanzar” y “se comprometió a volver a realizar una visita después del referéndum” contra la ley de urgente consideración. El proyecto de CA –que se discutirá después de la votación– fue una de las temáticas abordadas.
El mensaje a futuro
A Luis González le decían Chiqui. Era estudiante de Medicina, militante de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay y del Partido Comunista Revolucionario. Lo detuvieron en diciembre de 1974 con su esposa, Elena Zaffaroni, que estaba embarazada. Ambos fueron llevados al Regimiento de Caballería 6, en el que en 2006 se construyó la Unidad 8 Domingo Arena, cárcel destinada a los represores que actuaron durante el terrorismo de Estado. Más tarde, Elena fue trasladada a la cárcel de Punta de Rieles. Allí, el teniente Roberto Echavarría le aseguró que de Luis “nunca iba a saber más nada”. La mamá de Luis, Amalia González, murió el 26 de marzo de este año sin saber el paradero de su hijo.
Sobre el proyecto de ley de CA, Zaffaroni, que es integrante de Famidesa, expresó: “Los golpistas, los fascistas, existen. Apoyaron el proceso y ahora tienen una representación parlamentaria. Creen en el golpe de Estado, lo valorizan, están diciendo todo el tiempo que fue bueno, necesario. Lo dicen enmascarando con ‘qué horribles los excesos’. No hubo ningún exceso, esa fue la política del terrorismo de Estado: el exterminio del enemigo. El enemigo somos todos, porque en estos regímenes existe una única voz y forma: la de ellos”.
Planteó que es una “apuesta mayor” aunque recordó que “gran parte” de los represores en la actualidad están en régimen de prisión domiciliaria. “A veces nos llegan a Familiares fotos de vecinos. Cuando Gilberto Vázquez vivía en Rivera, [Jorge] Arab en Piriápolis, andaban por la calle. No estaban en una situación terminal y se habían visto beneficiados con la prisión domiciliaria”, contó. Zaffaroni remarcó que la iniciativa de CA quiere “un perdón por adelantado, un vale todo por adelantado” y “no justificado caso a caso por una situación, como prevé la ley”.
Sin embargo, observó que “simbólicamente” significa “mucho más de lo que en concreto también puede pasar”, aunque aclaró que en ambos planos es “injusto”. “Es sólo para ellos. No es para todos los demás que están en las cárceles, no es de acuerdo al crimen que cometieron”, sumó.
Nebio Melo era vendedor de libros, periodista y técnico en Lechería. Estaba casado con Alicia Román y tenía un hijo. Al igual que Luis, militó en el Partido Comunista Revolucionario. Su primo es Nilo Patiño y su mamá era Luisa Cuesta. Ella falleció en noviembre de 2018 sin saber dónde estaba su hijo.
“Lo peor es el mensaje que se da a futuro. Es muy importante para ellos la reivindicación de esa gente [los represores]. No con nombre propio, sino aquellos que, como dicen ellos, ‘salvaron la patria’”, sentenció Patiño, integrante de Famidesa. Afirmó que más allá de la instancia en la Comisión de Constitución y Legislación del Senado en que participó la organización, no se tuvo contacto con el Partido Nacional y Colorado. “La fuerza no está en saber quién vota y quién no vota en el Parlamento. Por supuesto que es importante que no se vote el proyecto, y cuanto más adhesiones haya en contra mejor. Pero en realidad lo más importante es que la gente lo rechace, y esa es una apuesta que nosotros hacemos con esta movilización. Necesitamos que el tema se meta dentro de la gente”, agregó.
El integrante de Famidesa dijo que en democracia la participación popular es “muy importante y condiciona”; planteó que la “prueba más evidente” es que “hay una cantidad de proyectos que se están postergando para después del referéndum” contra la ley de urgente consideración.
Memoria
¿Cómo recordás a Nebio?
Nilo Patiño: En algunas cosas era muy parecido a Luisa. Era un ser humano corriente, con determinadas virtudes y defectos. Los desaparecidos son eso; tal vez a uno el caso que tiene relacionado lo movilice más. En el fondo importa que eran seres humanos como cualquier otro, de la misma forma en que las viejas son como cualquier otra vieja; con más o menos cualidades, con más o menos experiencias. Lo que yo rescato de Nebio es el sentido humano, el relacionamiento que tenía con la gente. Tenía un don que era como… No está bien que diga ‘innato’, pero era como una cosa innata. Luisa tenía la misma cosa. Vos decías ‘esta vieja es una cascarrabias’, pero ella tenía un don. Y chau, la gente lo vio así. No es que ahora fuera famosa, en Mercedes tenía 50 años y era doña Luisa. Y “doña” en el interior era signo de respeto.
Me parece que hay que humanizarlos, aunque a veces, con la distancia, pasa que los desaparecidos y los muertos se hacen perfectos, sabiendo que no es así. En Nebio yo resalto que no era para nada egoísta. Entre otras cosas no fue para nada egoísta porque dio la vida por otro, y no es una frase hecha. Es una frase de verdad. Prácticamente fue así, lo mismo que con el Chiqui. No es poca cosa.
¿Y a Luis?
Elena Zaffaroni: Eran muy jóvenes, el Chiqui tenía 22 años. No hubo tiempo de desarrollar una vida, era un inmenso potencial de vida porque tenía ganas de vivir. Lo que tenían en común ellos dos [Nebio y Luis], porque los conocí, pero creo que se dio con muchísima gente que no murió y que sigue viva, era el compromiso con los compañeros. Creían que eran posibles tantas cosas y soñar un mundo juntos, y pensar cómo son los pasos para llegar. Todo eso se mezcla y te va comprometiendo humanamente con el otro.
Enfrentados a estas situaciones límite, de la tortura, del sadismo, eso te sostiene: el cariño a los demás. Está mezclado con tus ideas, pero lo que te sostiene realmente es esa realidad de compañerismo, esa cosa junta que viviste y te empuja para hacer lo que puedas. No es que sean buenos o malos, cada uno hizo lo que pudo. Ellos dieron su vida, pero más que dar su vida, les tomaron la vida. Se las hubieran tomado igual, más allá del compañerismo y la fidelidad. Muchísima gente estuvo torturada en este país, no solamente los desaparecidos o asesinados; algunos tenían un compromiso político inmenso y otros no.
A Chiqui y a Nebio los conservo como los amigos de toda la vida. Yo me volví a casar, me volví a enamorar y él es parte de nuestra familia. De mis hijos, de mi compañero, de su hijo, de Cacha y de toda esa familia que sigue junta. Creo que nos pasa a todos.
¿En algún momento se va a llegar a la verdad, memoria y justicia?
Nilo Patiño: Para mí no es una meta, es un camino en todos los planos de la sociedad. Son conceptos que van más allá de esta causa estrictamente. Siempre estás persiguiéndola, y cuanto más cerca estés, mejor va a ser la sociedad. No hay una meta que digas ‘llegué hasta acá y logré hacer justicia’. Siempre hay un paso más adelante. Con respecto a la memoria, ese camino hay que transitarlo; no es un camino en la medida en que vos lo estás mirando nada más. Tenés que estar peleando diariamente por estas cosas. Ese tal vez sea el legado más importante de Familiares: lograr lo que se ha hecho y lo más que se pueda hacer.
Fuente La Diaria y NODAL
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