Una nueva mujer argentina falleció en las últimas horas por el ataque terrorista de Hamás en Israel y ya son cuatro los muertos de este país.
La cuarta víctima fatal fue identificada como Ronit Rudman, de 55 años, quien estaba estaba en su casa en el kibutz de Holit junto a su marido Ronald, cuando ingresaron los terroristas y la asesinaron.
Antes, se había comunicado la muerte de Silvia Mikanoski de Mirensky, quien hablaba por teléfono con su hijo al momento del hecho y le llegó a decir: «Me estoy quemando, me estoy ahogando». La mujer estaba en el cuarto de seguridad de su casa del kibutz, a 17 kilómetros de Gaza.
En ese sentido, una explosión rompió el vidrio del cuarto de seguridad y por allí entró un objeto, que sería una garrafa, que la prendió fuego.
Mikanoski había nacido en Buenos Aires y es una de las más de 700 personas fallecidas por el ataque de Hamas iniciado el sábado.
«En la madrugada del sábado, los palestinos rompieron el cerco e irrumpieron en la zona. Gritaban, filmaban lo que hacían. Entraron a Ein Hashloshá golpeando puerta por puerta. Allí viven mis dos hermanas, Silvia y Esther. La casa de Silvia está cerca del borde del kibutz», relató Zulema, una de las hermanas de la víctima, en declaraciones al portal Infobae.
Asimismo, agregó: «Silvia corrió al cuarto de seguridad que casi todas las casas israelíes tienen. Pasó la noche y temprano, cuando no oía más ruido, salió a desayunar. Ella quedó viuda hace un año y estaba muy nerviosa».
«No sabemos exactamente qué tiraron, son conjeturas, pero fue como una bomba que inició el fuego, la realidad es que la quemaron viva. Eran las 9:00 de la mañana», añadió.
Zulema explicó que después hubo silencio e incertidumbre y la electricidad estaba cortada, además de que no entraban los llamados.
«Recién a la tarde pudimos confirmar lo que había pasado», contó la mujer.
Mikanoski había llegado a Israel con su marido Saúl Hugo Mirensky un hijo de 4 años y otro de 6, meses antes de la Guerra de Iom Kipur, en 1973.
El matrimonio se instaló en Ashkelon, otra ciudad al sur del país, y en 1978 se mudaron al kibutz, una de las tantas granjas colectivas del país. La víctima trabajó en Israel en la fábrica del kibutz, que hacía carpetas para oficinas.
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