La disolución de Vialidad Nacional por parte del gobierno el pasado 8 de julio ha generado un profundo descontento y una gran incertidumbre entre sus trabajadores. En diálogo con exclusiva.com.ar, Gabriela Retondo, secretaria adjunta del gremio SEVINASE, compartió la compleja situación que atraviesan y la sorprendente respuesta de apoyo que han recibido de la ciudadanía.
«La verdad que la situación de los trabajadores de Vialidad Nacional es más que complicada», afirmó Retondo al inicio de la conversación con Luis Crucianelli. La medida, que busca una progresiva tercerización y concesión de las obras viales, ha dejado a miles de empleados en un limbo laboral.

La resistencia en las calles y el apoyo ciudadano.
Ante la drástica decisión del gobierno, los trabajadores de Vialidad Nacional han salido a las calles para visibilizar su reclamo y concientizar a la población. «Hoy estuvimos en el puente carretero», comentó Retondo, detallando las acciones que incluyen la entrega de panfletos y manifestaciones.
Lo que más ha reconfortado a los gremialistas es la inesperada y masiva muestra de apoyo popular. «Hemos visto que la gente es bastante consciente de la importancia de Vialidad Nacional y bastante consciente de lo nefasto que es el decreto», aseguró Retondo. Contrario a lo que a veces se percibe en las redes sociales, la realidad en las calles ha sido diferente. «La gente nos tocaba la bocina, nos decían ‘fuerzas, sigan adelante, esto se va a revertir'», relató, conmovida. Este respaldo desmiente la idea de que la sociedad vincula a los trabajadores de base con la corrupción en las altas esferas, un prejuicio que a menudo se lee en internet. «El sano común de la gente, el usuario que transita las rutas, nos ha hecho sentir su apoyo», enfatizó.

Futuro incierto para los empleados
La gran pregunta que inquieta a los trabajadores es qué sucederá con sus puestos. Retondo reveló que tuvieron una reunión virtual con el administrador, pero la información obtenida fue escasa y poco clara. «Lamentablemente, ni el propio administrador sabe mucho», lamentó, sugiriendo que la información proporcionada no difería de lo ya difundido en los medios.
El decreto de disolución ha creado un organismo enfocado en las concesiones, pero no se han previsto nuevos entes que absorban al personal. La explicación recibida es que los trabajadores serían «desmembrados»: una parte iría al Ministerio de Economía, otra al Ministerio de Obras Públicas, y una tercera, encargada de la conservación, aún no tiene un destino definido.

Se habla de una continuidad laboral de aproximadamente un año, aunque este plazo podría reducirse si las nuevas estructuras se consolidan antes. En este escenario, los administrativos serían los primeros desvinculados, mientras que técnicos y obreros serían evaluados según su desempeño. Sin embargo, la preocupación principal radica en la falta de presupuesto. El ministro Sturzenegger ya ha negado que se vayan a ampliar las partidas, lo que, según Retondo, condena a las rutas a «dos años más de abandono».
La situación se agrava por las condiciones de trabajo actuales, donde el personal ya opera con «material prestado», evidenciando la precaria situación en la que se encontraba Vialidad Nacional antes de su disolución. La incertidumbre y la preocupación por el futuro persisten, pero el apoyo de la ciudadanía les brinda una luz de esperanza en medio de la crisis.
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