Uno de los últimos estudios que se han realizado hasta la fecha sobre los síntomas neurológicos del COVID-19, señala que el 60 por ciento de los pacientes hospitalizados por COVID tuvieron síntomas neurológicos, aunque en el 85 por ciento de los casos fueron síntomas leves e inespecíficos, además un 12 por ciento de los pacientes post-COVID tienen secuelas neurológicas.
A lo largo de estos meses se han reportado en pacientes con COVID-19 numerosos síntomas neurológicos como dolor muscular, encefalitis, encefalopatías, mielitis, crisis epilépticas, neuropatías, etc.
Pero los más reseñables por su alta prevalencia fueron la anosmia (perdida de olfato) y las cefaleas y, por su gravedad, los accidentes cerebrovasculares, como los ictus isquémicos, ictus hemorrágicos, o trombosis venosas cerebrales que se han producido.
Así, destacan que se ha podido observar que la anosmia, además de ser un síntoma de buen pronóstico, es uno de los síntomas más habituales en personas jóvenes, en mujeres y en personas con algún tipo de afección neurológica previa.
En la mayoría de los casos, esta anosmia se produce por la afectación de neuroepitelio olfativo y, en aquellos casos en las que la pérdida de olfato se prolonga más en el tiempo se cree que podría deberse a la neurodegeneración producida por las neuronas sensitivas-olfativas para evitar que el SARS-CoV-2 invada el sistema nervioso central, como mecanismo de defensa.
En Exclusiva, dialogamos con el médico neurólogo, el Dr. Miguel Jacobo para profundizar más sobre el tema:
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